El Gobierno británico ha anunciado que elevará las ayudas a Royal Bank of Scotland y a Lloyds. Los contribuyentes aportarán otros 33.500 millones de libras y 5.700 millones a estas dos entidades financieras, respectivamente.
Según informa Banking Times, el ministro del Tesoro y canciller del Exchequer, Alistair Darling, trata de convencer a los ciudadanos de las bondades de este nuevo rescate que, a su juicio, ha reducido drásticamente los riesgos de otra debacle financiera.
Estos 39.200 millones de libras se suman a los 76.000 millones inyectados de la caja pública británica a las dos citadas entidades. Lloyds, cuyo 43,5% del capital está en manos del Estado ha confirmado que abandonará el programa de protección de activos, por lo que pagará 2.500 millones de libras al Reino Unido. Sin embargo, tendrá que ampliar capital en 21.000 millones de libras.
La ampliación se realizará mediante una emisión de derechos de 13.500 millones de libras, emisión en la que participará el Tesoro británico con 5.800 millones de adicionales para mantener su participación. Además, hará un intercambio de deuda por capital por valor de 7.500 millones.
Por su parte, el plan de reestructuración de RBS incluye la venta de 318 sucursales. La entidad se mantiene en el programa de protección de activos del Gobierno, pero con nuevas condiciones. Así, asumirá las primeras pérdidas por valor de hasta 60.000 millones de libras (frente a 42.200 millones anteriores) y además se reducirá el volumen total garantizado por el Estado de 325.000 millones a 282.000 millones.
A las autoridades reguladoras europeas les preocupa que la ayuda estatal recibida por esas entidades les haya dado una ventaja con respecto a otros bancos que no la obtuvieron.
Rescates y "riesgo moral"
El analista económico de BBC, Andrew Walker, considera que este nuevo rescate no es más que una muestra de que los gobiernos protegerán a los grandes bancos nacionales. "La interpretación que se hace de la actual crisis es que el principio de que hay entidades que son demasiado grandes para caer ha estimulado la especulación y el excesivo riesgo financiero".
Hasta el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, señala que esta premisa crea la convicción de que el Estado siempre rescatará a los bancos para evitar el impacto que un derrumbe podría tener sobre la economía en su conjunto. Es lo que se denomina "riesgo moral": si los bancos no quiebran debido a su mala praxis podrán seguir tomando riesgos inasumibles sin el apoyo (involuntario) de los contribuyentes.