El siguiente, Sudáfrica, en cuanto cientos de miles de desplazados de Zimbawe se cuelen en ella. Pero, es verdad, qué despiste, ya no es noticia. Lo era cuando el racismo local estaba teñido de blanco. Una vez logrado el objetivo de que los blanquitos abandonen en masa la antaño potencia económica africana acuciados por la actual política de discriminación positiva (la misma que en Zimbawe), la hiprogresía internacional mirará hacia otro lado cuando zimbawenses y sudafricanos se maten a machetazos. A menos, claro, que en su lucha embosquen a una colonia de gorilas o bonobos. Entonces sí que veremos a los ecofascistas disfrazados de monos echarse botes de mermelada de fresa frente a alguna embajada estadounidense.