
Una semana después de sufrir el naufragio en Indonesia, Rafael Martínez asegura que por fin ya empieza a sentirse aliviado. "Alivio de volver a casa, de ver las caras de tranquilidad de mis familiares y amigos", sin embargo el propio Rafal afirma que "ni mi tranquilidad ni alivio podrán ser completos hasta que no encuentren a Víctor y Jorge".
Cuando se le pide que reconstruya esas 22 interminables horas en las que Rafael estuvo a la deriva esperando a los cuerpos de rescate, es fácil apreciar un cambia en el tono de voz del periodista. No obstante, el superviviente afronta los malos recuerdos y señala que "la serenidad" que tuvo tras el accidente es lo que le ha permitido sobrevivir, "de haber entrado en pánico, hoy no estaría aquí hablando con vosotros".
El calvario comenzó a tan solo cinco horas de embarcar, cuando el navío encalló con un arrecife de coral, "no fue tanto por el choque, sino más bien por el hecho de ver que no cabía duda que la tripulación no tenía ni idea de lo que estaba haciendo".
A partir de ese choque, comenzó una cuenta atrás, que finalizó cuando la tripulación comunicó al pasaje que el barco hacía agua.
"El peor momento lo vivimos cuando nos dijeron que saltáramos al agua" explica Rafael, "eran las doce de la noche y todo estaba completamente negro". "Afortunadamente contábamos con los chalecos salvavidas" señala el periodista, "nadé con mi novia durante horas para llegar a la costa, de no haber tenido los chalecos, el agotamiento nos habría ahogado".
Al preguntarle por Víctor y Jorge, la voz se le entrecorta al periodista. "Cuando empezamos a nadar hacía lo que creíamos que era la costa, éramos un buen grupo. Sin embargo, a medida que nadábamos, muchos se iban quedando atrás". "Jorge tenía mucha voluntad, fue uno de los primeros en proponer el ir a nada a la isla" afirma Rafael, "en ningún momento se dejó superar por la situación".
Algo que sorprendió al periodista fue la inmensa cobertura que tuvo en España la desaparición de los cuatro españoles en el naufragio. "No esperábamos el revuelo que ha tenido la noticia" expresa Rafael, "era casi imposible ponerse en contacto con alguien allí, así que no teníamos ni idea de lo que estaba pasando en casa, por momentos pensé que ni siquiera sabrían que había estado en un naufragio".
"A pesar de la situación, la verdad que ha sido gratificante recibir tantas muestras de cariño y apoyo" termina afirmando Rafael.
