"Tenemos que reconocer que afrontamos algo más que un déficit de dólares ahora mismo. Afrontamos un déficit de confianza, dudas profundas y corrosivas que han crecido durante años sobre la forma en la que funciona Washington", dijo Obama en el discurso que pronunció este miércoles por la noche en el Congreso.
Consciente de esa creciente desconfianza que genera su gestión, Obama intentó aprovechar este discurso, retransmitido en directo en horario de máxima audiencia, para recuperar apoyos perdidos. Lo hizo con un tono populista en el que la reforma sanitaria tuvo un papel estrella.
Obama reconoció que el país "afronta desafíos grandes y difíciles", y pedirá la colaboración entre demócratas y republicanos para superarlos. El presidente admitió que 2009 "fue uno de los años más difíciles de nuestra historia", pero dijo que nunca estuvo tan esperanzado como ahora sobre el futuro del país. "Cuando termine de hablar hoy, más estadounidenses habrán perdido su seguro de salud. Millones de personas lo perderán este año. Nuestro déficit aumentará", señala Obama. "No abandonaré a esos estadounidenses y tampoco lo deben hacer las personas de esta Cámara", afirma, en referencia a los congresistas.
"No abandonemos la reforma. No ahora. No cuando estamos tan cerca. Encontremos una vía para unirnos y completar el trabajo en beneficio del pueblo estadounidense", afirmó Obama. La reforma sanitaria planteada por los demócratas, sostuvo, ayudará a reducir gastos a "millones de familias y empresas", y a recortar el déficit fiscal en cerca de un billón de dólares en veinte años. También aportará cobertura a millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de ella, dijo. "Este problema no va a desaparecer", indicó Obama, que insistió en que "no abandonaré a esos ciudadanos y tampoco debería hacerlo la gente presente en esta Cámara".El presidente reconoció que la medida ha perdido popularidad gradualmente, algo por lo que entonó un "mea culpa": "Acepto la parte de responsabilidad que me toca por no haberla explicado mejor a los estadounidenses". La reforma sanitaria, la principal prioridad legislativa de Obama en su primer año de mandato, se encuentra en entredicho después de que el Partido Republicano se impusiera la semana pasada en unas elecciones parciales en Massachusetts y arrebatara a los demócratas la mayoría absoluta necesaria para evitar cualquier intento de veto de la oposición. Esa derrota ha desmoralizado a los demócratas en un año en el que se celebrarán elecciones legislativas en noviembre.
A este respecto, Obama también lanzó una cierta reconvención a los legisladores de su partido: "Les recuerdo que seguimos teniendo la mayoría más amplia de las últimas décadas, y que la gente espera de nosotros que resolvamos los problemas, no que salgamos corriendo a la mínima". A los republicanos, por su parte, les indicó que "decir que no a todo puede ser una buena estrategia política a corto plazo, pero no demuestra liderazgo. Estamos aquí para servir a los ciudadanos, no nuestras ambiciones".
También pidió más restricciones a las contribuciones que grupos de interés pueden dar a los políticos y más transparencia en sus contactos con ellos, e instó al Congreso a aprobar una ley que restablezca los límites a las donaciones electorales que pueden hacer empresas y grupos de presión, que fueron eliminados recientemente por el Tribunal Supremo.
