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Alejandro A. Tagliavini

Poder hispano

La inmigración es definitivamente una gran ventaja, ya que en un mercado natural cada trabajador gana lo suyo y, además, produce ganancias adicionales para la sociedad: ningún empresario contrata a un empleado si no gana haciéndolo y ningún cliente del empresario utilizara sus servicios si no se beneficia con ello.
 
Pero si el Estado restringe coactivamente (con leyes laborales) el mercado del trabajo, provocando desocupación y, para colmo, es asistencialista, entonces los inmigrantes tienden a engrosar el paro (y convertirse en delincuentes), además de utilizar los servicios asistenciales subvencionados por el Estado. Entonces la culpa es del gobierno, que crea desempleo por no desregular.
 
Por otro lado, el propio mercado regula los inmigrantes que necesita: cuando son demasiados, los salarios caen por exceso de oferta de mano de obra y los precios suben por exceso de demanda. Tampoco perjudica a los originales nativos, por el contrario, más allá de la baja de los salarios y el aumento de los precios marginales, su situación mejorará por el aumento en la producción.
 
175 millones de personas vivían en el año 2000 fuera de sus naciones de origen, el 3% de la población mundial. En Europa, los nacidos en el extranjero representan 5% del total de la población, mientras que en Canadá equivale a 17% y en Australia a 24%.
 
Los extranjeros que viven en EEUU alcanzaron 33 millones en 2002 (11,8% de la población total), un aumento del 5% respecto a 2001, es decir 1.600.000 personas más. En EEUU hay casi tantos nacidos en el extranjero como la población total de Argentina. Algunos en regla, otros ilegales. Y, sin embargo, es el país que más crece de la OCDE. La mayoría de los inmigrantes viven en California (28 %), Nueva York (11,8 %), Texas (9,8 %) y Florida (8,9%).  El 27% proviene de Asia, el 15 % de Europa y el 52% de América Latina, particularmente de México y América Central. Así, los hispanos aumentaron a 38,8 millones para julio del 2002, la minoría más numerosa del país, un incremento de 10%, o 3,5 millones, desde abril de 2000. Durante el mismo período, la población nacional aumentó 2,5%, o 6,9 millones de personas, para un total de más de 288 millones.
 
El mercado hispano es una de las mayores oportunidades de negocios, ya que crece en términos demográficos y de riqueza. El número de hogares hispanos que ganan más de 100.000 dólares al año creció un 126% entre 1991 y 2000, contra el 77% de la población general estadounidense. El poder adquisitivo de los hispanos llegará a 675.000 millones de dólares a finales del 2003, superando al sector afroamericano y llegará a la astronómica cantidad de 1 billón en el 2008.
 
La inmigración tiene otra ventaja importante, estrecha los lazos entre los países, beneficiando a ambas partes. De hecho, los países de donde provienen los inmigrantes se benefician con las remesas que reciben sus familiares.
 
América Latina recibió casi una tercera parte de los 103.000 millones de dólares girados en todo el mundo por inmigrantes. Los latinoamericanos en naciones industrializadas enviaron a sus países de origen remesas por 32.000 millones de dólares en 2002, 17,6% más que en 2001. Se trata de una cantidad superior a toda la ayuda oficial dirigida a la región. Casi el 78% provino de EEUU.
 
México es el principal receptor, 2.740 millones de dólares en el primer trimestre de este año, un crecimiento de 26% comparado con el mismo período del año pasado, lo que representa cerca de 2% del PIB mexicano y sólo superado por las exportaciones de petróleo (4.900 millones de dólares) y las ganancias de las maquiladoras (4.570 millones de dólares). Hay que tener en cuenta que los residentes en EEUU de origen mexicano representan 66% del total de hispanos.
 
Ese dinero es vital para la economía de muchos países. Para Haití, la suma representa el 17% del PIB. En El Salvador, Nicaragua y Honduras, ese porcentaje llega al 13%. En la República Dominicana y Perú estos envíos de dinero representan el 10% del PIB, lo mismo que en Ecuador, donde significan el mayor flujo de dinero desde el exterior después de la exportación de petróleo.
 
Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).
 
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