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Amando de Miguel

Dudas gramaticales

José Eduardo Fernández plantea algunas dudas de fácil resolución. Efectivamente, hodierno (no hodier) califica el tiempo actual, en contraposición al de antaño, a los días pasados. Es un cultismo y, como tal, debe administrarse con parsimonia. Debe decirse la ratio (y todavía mejor, la razón, cociente o tasa) y no el ratio. En latín “la razón” es femenina y, por ende, también para nosotros. Vale que se diga Chequia en lugar de República Checa, o quizá las dos indistintamente. El señor Rodríguez Zapatero debe ser mencionado así, y no, “el señor Rodríguez”. En esto de los nombres conviene seguir el uso más frecuente, el que se da a sí mismo el sujeto en cuestión. El uso es que, si el primer apellido es muy corriente, se destaca el segundo. José Luis López Aranguren era “Aranguren” sin más. Él firmaba a veces “José Luis L. Aranguren”. Benito Pérez Galdós será siempre “Galdós”. En esos casos no hay ningún desdoro para el padre que provee el primer apellido.
 
José Manuel Fernández me consulta algunas peculiaridades de la puntuación en las cantidades numéricas. El punto se utiliza para separar las unidades de mil, de millón, etc., pero se prescinde de ese signo cuando el número es el de un año, un teléfono o la página de un libro. Es una convención que podría cambiarse. Por ejemplo, los números de los teléfonos o de las cuentas bancarias contienen muchas cifras. En ese caso, se deben separar por bloques. Por ejemplo, el teléfono 34 91 763 124. Es así como se dicen oralmente, sin distinguir nunca las unidades de mil o de millón.
 
Otra norma que consulta don José Manuel es la de las mayúsculas iniciales en los meses del año. Es un uso potestativo. Es decir, se pueden poner mayúsculas o minúsculas. Quizá en un título o un encabezamiento ─como hace LD─ sea más propia la mayúscula. Los días de la semana van mejor con minúscula, aunque aludan a deidades o planetas. En cambio, los nombres de los planetas van mejor con mayúscula inicial.
 
Carlos Orquín Sebastiá (Valencia) tiene la duda de si se debe decir “yo que tú” o “yo de ti”. Le suena más la segunda. Pues a mí me suena más la primera. Seguimos con el sujeto. Por ejemplo, “yo que Zapatero habría metido en la cárcel a Ibarreche”. Es un decir.
 
Javier de Benito me traslada la siguiente duda: “En un libro sobre las aventuras de un muchacho leo: Presa del pánico, salió corriendo… ¿No habría que escribirlo en masculino, es decir, Preso del pánico?”. Yo creo que sí. Recordemos el famoso poema de Samaniego “A un panel de rica miel / dos mil moscas acudieron, / que por golosas murieron / presas de patas en él”. La concordancia es la base de la elegancia, tanto en el vestir como en el hablar.
 
Joaquín Chico Céspedes me pide que le aclare una duda. En la frase “Contabilidad, junto a la unidad de Activos Fijos, elabora un tratamiento…” ese verbo ¿va en singular o en plural? Me suena mejor en singular, pues el sujeto es Contabilidad. Pero se podría decir también que “Contabilidad y Activos Fijos elaboran…”. Lo que debe estar claro es quién hace qué.
 
Alberto Ferrer (Valencia) arguye que, si el plural de jabalí es jabalíes, ¿el de esquí tendrá que ser esquíes? Puede ser, peor se oye más esquís, al igual que algunos altos cargos dicen marroquís. Acabará imponiéndose.
 
Javier Zarranz me dice que yo pongo cuadringentésimo cuando siempre se ha dicho cuadragésimo. Son dos cosas distintas: cuadringentésimo (400 años, los que nos separan del Quijote) y cuadragésimo (40 años, los que nos separan del baby boom). Es una demostración de que los ordinales son un verdadero lío más allá de los diez primeros.

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