Menú
Amando de Miguel

Hablar es polemizar

La bandera española actual empezó por serlo de la "Real Armada" por orden de Carlos III. No sólo la Ikurriña es una bandera de reciente invención; también lo son algunas otras enseñas de las comunidades autónomas.

Ángel Bonilla Polo me pide que defina el concepto de "etnia" para determinar cuántas etnias hay en la Península Ibérica. Concretamente, "¿los celtíberos nos podemos considerar una etnia?". A mi modo de ver, el concepto de "etnia", como el de "raza", pretenden dar objetividad al sentimiento que tienen algunos pueblos o grupos amplios de ser diferentes de los que están a su alrededor. La diferencia puede ser visible (aspecto físico, color de la piel), histórico o cultural (lengua, religión, tradiciones, costumbres). El sentimiento étnico adquiere una dimensión política cuando el grupo amplio que se sabe "diferente" quiere constituirse en nación y eventualmente en Estado. En ese caso estamos ante el "nacionalismo". En Europa la mayoría de las etnias no constituyen naciones. Como puede verse, la etnia es una cuestión de grado, pues las diferencias sentidas u observadas pueden ser grandes o pequeñas, el sentimiento de identidad del grupo puede ser mayor o menor; además, esos sentimientos o identidades pueden variar notablemente con el tiempo. Muchas veces la idea de raza o de etnia se utiliza simplemente para justificar el rechazo del vecino, de los otros, o para sentirse insolidarios dentro de una comunidad nacional. La vía para esa exclusión pasa por la creencia de que los rasgos étnicos propios son mejores que los que distinguen a los vecinos.

Entiendo que en la Península Ibérica hay dos grupos étnicos centrales constituidos en naciones, los portugueses y los españoles. Se puede añadir un tercero, cultural y no político, que no se adscribe a un territorio: el de los gitanos. Dentro del pueblo español algunas regiones desarrollan un cierto sentido de diferenciación, fundamentalmente a través de la lengua privativa, y que da lugar a los respectivos nacionalismos, pero su alcance es limitado. A ese mosaico se añade últimamente el de los grupos nacionales de inmigrantes extranjeros, pero que con el tiempo, se integrarán en la sociedad más amplia. La diferencia mayor es la que establece la religión islámica frente a la base común de la religión católica (como cultura, no como práctica). Se podría hablar también de la minoría judía, apoyada en la herencia y minúscula en términos cuantitativos. Respecto a los celtíberos esa es una etnia que se disolvió hace mucho tiempo al fundirse con los romanos, visigodos, magrebíes, francos y otros aportes. Las ideas de etnia, raza o nacionalismo son esencialmente polémicas porque suele utilizarse por el "ingrupo" no tanto para diferenciarse de los de fuera como para denigrarlos o despreciarlos.

José Mª Navia Osorio comenta que, "por alguna razón extraña, [los discapacitados] se enfadan cuando se alude a ellos por su discapacidad. Decir que un ciego es ciego es una ofensa; hay que llamarlo invidente". En efecto, así es, y no paramos de recurrir a nuevos eufemismos: invidentes, discapacitados. La cosa (como tantas otras) viene de los Estados Unidos. José Ortega y Gasset decía que en ese país "ser diferente es indecente". Y de ahí proviene la obsesión de los eufemismos para hacer ver que los discapacitados son como los demás. No se piensa que la verdadera igualdad es tratar desigualmente a los desiguales y siempre favoreciendo a los débiles. En España tenemos el caso excepcional y admirable de Miguel Durán, ciego de nación, con el que siempre se puede comentar con naturalidad y sentido del humor su incapacidad para ver. Es claro en su caso que la ceguera le ha hecho agudizar los otros sentidos, algo que suele ser sólito en muchas personas con alguna incapacidad.

Juan José Garaeta me envía unas interesantes precisiones sobre el asunto de las banderas. La bandera española actual empezó por serlo de la "Real Armada" por orden de Carlos III. Sólo en tiempos de Isabel II se convirtió en bandera nacional. No sólo la Ikurriña es una bandera de reciente invención; también lo son algunas otras enseñas de las comunidades autónomas (Madrid, Extremadura, La Rioja, Andalucía, etc.). Añado que ante la bandera propia y las de los demás sólo cabe una actitud de respeto, por mucho que uno pueda estar en contra de la realidad política que representan. Es infamante que en algunas comunidades autónomas españolas se hurte la exhibición de la bandera española en los edificios públicos, incluidos los centros de enseñanza.

Fernando Caparrós me pide que me pronuncie sobre la declaración de la ministra de Igualdad respecto a que un feto de 13 semanas no es un ser humano. Mi opinión es muy clara. Puesto que hablamos de un tiempo (13 semanas), es evidente que desde el origen el nasciturus es un embrión humano. Sin embargo, hasta 24 horas después del nacimiento no se trata de una persona en su sentido jurídico pleno. Ese es el acuerdo de nuestro Derecho Civil que viene del Derecho Romano. Sólo se debería poder abortar legítimamente si ese acto supusiera un mal menor para la mujer gestante, un poco como se reconoce en la actual Ley. Pasar a una completa libertad de abortar constituye un disparate, si bien el aborto nunca debe ser un delito. No tendría que existir un Ministerio de Igualdad, y menos si su función primordial es la de promover el aborto, y menos todavía si lo representa una persona tan incompetente como la actuala titular.

Francisco Jera Albarrán me cuenta un chascarrillo zamorano. A propósito de las dificultades de guardar la abstinencia de alimentos en los viernes de Cuaresma, un cura muy popular predicó así a sus feligreses: "si el pescado es caro o no se encuentra, agarraos a los huevos como yo hago". El chascarrillo lo cita a propósito de la polémica sobre el preservativo y el SIDA. Para don Francisco el recurso al preservativo no quita para que se anteponga el criterio primordial de la abstinencia sexual y la fidelidad conyugal. Pone otro ejemplo muy bien traído: "la solución de la obesidad no está en una pastillita y comer cuanto se quiera, sino en controlar la comida voluntariamente".

Paloma González-Tablas Fullerton (California, Estados Unidos) opina que está muy bien que Santiago Abascal llame a su casa Abascal Etxea. Doña Paloma ha puesto un azulejo en su casa californiana que reza: Toqui Maitea, porque así se llamaba la casa guipuzcoana de su abuela. Me parece muy bien. Insisto en que mi casa se llama Cámelot. Los albañiles que la construyeron no decían nunca "casa" sino "castillo". En efecto, como dicen los inglesesmy house is my castle, una expresión de individualidad y de intimidad.

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados