Menú
Amando de Miguel

Onomatopeyas

Toda la vida de Dios se ha dicho "zapear" para apartar de uno algo que le molesta, por ejemplo, un gato, una avispa, etc. Por tanto, bien podremos hablar de "zapeo" para el acto de cambiar continuamente de canal de la radio o de la tele.

Hoy vamos a hablar de onomatopeyas. El palabro quiere decir que hay términos cuyo origen está en un sonido característico, que a veces es común a varios idiomas.

Tenemos el verbo zapear. No hace falta decir zapping, que en inglés significa moverse rápidamente. En España se emplea el zapping para indicar el cambio rápido de los canales de la radio o de la tele. Pero no hace falta recurrir a ese barbarismo. Toda la vida de Dios se ha dicho "zapear" para apartar de uno algo que le molesta, por ejemplo, un gato, una avispa, etc. Por tanto, bien podremos hablar de "zapeo" para el acto de cambiar continuamente de canal de la radio o de la tele. Está claro que "zap" es una interjección que indica muy bien el gesto de apartar algo que molesta.

Algo parecido sucede con "¡arre!", una especie de interjección para que se pongan a andar o a correr los animales de tiro. De ahí viene "arriero" o "arrear". El origen quizá esté en la contracción latina de ad rem (= a la faena). Aunque yo creo que se trata de una onomatopeya. Arre es la voz natural para estimular a los animales de tiro. Bueno, en las películas españolas dicen ahora jía para esa operación, claramente por imitación de las películas americanas.

Onomatopeya corrientísima es el chin-chin que decimos para brindar. Lo de "brindar" viene del alemán y significa algo así como "ofrecer algo al invitado". Se dice "chin-Chin" por el gesto de chocar suavemente las copas antes de libar. Aunque hay quien dice que "chin-Chin" quiere decir "por favor" en chino cantonés, pero vaya usted a saber. Más claro es el sentido onomatopéyico. Otra cosa es averiguar por qué se chocan las copas. Una interpretación imaginativa es que el vino excita todos los sentidos: vista, olfato, gusto y tacto. ¿Pero el oído? El oído no aparece naturalmente; por eso hay que chocar las copas.

Hay sílabas que expresan un sentimiento y, por tanto, son onomatopéyicas. Por ejemplo, chi, que se utiliza en muchos idiomas para designar cariñosamente lo pequeño. Nosotros tenemos "chiringuito, chico, chichinabo, chicharro, chicoleo".

En Sociedad

    0
    comentarios