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Amando de Miguel

Saber latín

Romualdo Molina me corrige y precisa. Dice así: “Por sutiles razones místicas y mistéricas, el méter heleno significa fuente, origen, causa. A Deméter no le da el significado de Diosa Madre, sino de Diosa Fuente”. El hontanar diríamos en castellano poético, añado yo. Consulto el originalísimo Diccionario de voces naturales, de Vicente García de Diego, y el sonido mar-mer es onomatopeya del agua. De ahí, mar o cosa parecida en distintas lenguas europeas, o moor (= pantano en inglés). De todas formas, me parece más sencillo el étimo de méter (=madre en griego). De ahí, “matriz” o “metrópoli”. La madre por antonomasia era tanto Cibeles (madre de los dioses) como Deméter (madre de la Tierra). No está reñido el parentesco entre la madre y la fuente o el agua. Un río puede “salirse de madre”, es decir, se desborda de su cauce natural. En castizo tenemos “la fuente de la Cibeles”, aunque parezca más bien un retruécano. Por cierto, los madrileños añadimos ese peculiar la a Cibeles y nos quedamos tan frescos.
Jaime García-Pelayo y Gross (Algeciras) apunta un nuevo uso de alma máter: la persona decisiva de una organización, empresa o equipo deportivo. Me parece una barbaridad, pero el uso manda. Seguramente se sigue creyendo que alma significa “alma”. Quitaron los latines de la enseñanza obligatoria y nos hicieron a todos un poco más burros. Es ocasión de recordar el dicho festivo mater tua mala burra est. Mala = manzanas, burra = coloradas, est = (come, del verbo edo). O sea, “tu madre come manzanas coloradas”. Es una gracieta de seminario diocesano. Espero que haya sabido interpretar bien el latinajo. Alguien me corregirá.
 
Eduardo Contreras Linares me pide la referencia de una “tercera” mía en ABC donde se hablaba de los trujimanes en relación con los brokers actuales. Me es imposible rastrear ese artículo. No llevo cuenta ni razón de los miles de artículos que he podido estampar. Pero lo puedo reconstruir. Trujimán (trujamán, truchimán o truchamán) proviene del bajo latín truchimannus = intérprete. El DRAE dice que viene del árabe hispano turgumán = intérprete. En el pasado el trujimán no solo traducía la lengua sino que ponía en contacto a dos personas extrañas con algún interés común, por ejemplo, comprar y vender. Hoy diríamos intermediario. Ese es el preciso sentido de broker en inglés, en el que predomina el intercambio económico. En ambos idiomas la posición del trujimán o del broker es fácil que derive en engaños, comisiones desmesuradas y otras picardías. Cuando Colón se embarcó para las Indias llevó, por si acaso, intérpretes de árabe y hebreo.
 
Luis Palomino (gaditano residente en Miami) arguye que lo de las Matemáticas en plural puede ser que se deba a que engloba varias ciencias: Álgebra, Trigonometría, Cálculo, etc. Es ingenioso el argumento, pero en ese caso la Física o la Medicina comprenderían también muchas otras ciencias o saberes. Sigo sin tener muy claro por qué el plural de las Matemáticas. Quizá sea un recuerdo del griego, mathematikós (= estudioso, persona que sabe de Matemáticas). Todo viene del verbo mathein que significa estudiar, aprender y no solo las Matemáticas. De ahí que la Matemática (también se puede decir en singular) sea la reina del conocimiento. Recordemos: “Quien no sepa Geometría, que no entre en la Academia” (de Platón). Aunque, curiosamente, no hay lugar para el premio Nobel de Matemáticas. El señor Nobel odiaba a los matemáticos porque uno de ellos cortejó a su mujer. No sé si será verdad. Algún lector me aclarará la verdadera historia.

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