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Amando de Miguel

Sucesos menores

Los libertarios más afectivos me envían muchos comentarios, chistes, sucedidos, poemas satíricos, etc. que circulan profusamente por la red. Precisamente por eso son materiales muy conocidos.

Juan Urrios se felicita por estos frescos artículos. Añado que son labor de todos. Por lo menos, los que aquí confluimos no queremos ser "cibergilipollas", al decir de Pérez Reverte, según don Juan. En todo caso, lo que nos une es ser cibercuriosos. Eso es leer y escribir por placer.

José María Navia-Osorio me cuenta lo del concurso del "guchu celta" (=cerdo de raza autóctona) de Asturias. El ejemplar ganador de este año se llama "ZP". Sobre el ahorro que supondría cerrar algunos organismos inútiles, don José María me hace una precisión. No se refiere a los museos tradicionales sino a los "observatorios" o "centros de interpretación" que ahora proliferan como motivo turístico. Por ejemplo, en Asturias los que se han montado para promocionar la sidra o el oso. Me insiste mi amigo de Oviedo para que acuda a la heroica ciudad con el fin de presentar mi último libro, Memorias y desahogos. Me sugiere la librería Cervantes. Estaría encantado de tal aventura. De momento voy a ir a Zamora y a Sevilla para ese menester. Ya les contaré. Sostiene el ovetense que mi libro puede ser un buen regalo para las Navidades. Y tanto. La prueba es que su precio de venta quizá sea inferior al que haya costado su producción, tal es la belleza gráfica de la obra. Luis del Pino hizo esa observación en su tertulia sabatina, donde lo pasamos divinamente. Así pues, quien posea un ejemplar de las Memorias y desahogos podrá venderlo algún día por más dinero de lo que le costó.

Recibo muchos otros correos de los libertarios que disfrutan con mis Memorias. Gracias mil, las que ellos tienen. Alguno me critica que mi libro solo reciba loas en los medios afines. Ya quisiera yo que fuera mencionado en los medios hostiles, que son los que controla el Gobierno o los sedicentes progresistas. Observo algo extraño. Algunas personas del círculo próximo hacen alarde de no haber leído el libro. Alguno ha llegado al extremo de hojearlo detenidamente en la librería, pero al final no lo ha adquirido. En cambio, algunas personas que no conozco me asaltan en la calle o en el Metro para decirme que el libro les ha emocionado o conmovido en algunas partes. No entiendo por qué mi libro puede generar envidias si todo el mundo puede escribir sus Memorias. Lo difícil es añadirle Desahogos. En eso me he quedado corto. Seré más largo o larguero con las Memorias póstumas. De momento, los lectores deberán contentarse con esta primera entrega. Ya he dicho que su valor facial es inferior a su valor real.

Tengo que hacer una observación general. Los libertarios más afectivos me envían muchos comentarios, chistes, sucedidos, poemas satíricos, etc. que circulan profusamente por la red. Precisamente por eso son materiales muy conocidos. Me divierte leerlos y releerlos, pero no tengo espacio ni tiempo para ponerlos otra vez en circulación a través de esta página. Ni siquiera me da tiempo a leer con atención todos los correos que me llegan. Selecciono para el comentario los mensajes más interesantes. Desde luego, me abstengo de reproducir los agrios o insultantes, que los hay. Ignoro por qué se toman la molestia de hacer el ridículo.

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