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Recomendaciones a Sarkozy

Se habla de keynesianismo frente a liberalismo, pero esto suena más bien a mala economía y peor política. Huele también a proteccionismo y las consecuencias de la violación a la ciencia económica y al Estado de Derecho pueden ser tremendas.

Desde el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y día de la Hispanidad en el que Sarkozy convocara a los países del euro, hasta la anual reunión de países hispanoamericanos que se celebra en El Salvador, parece que no ha pasado día sin hablar de cumbres.
 
La Hispanidad está para pocas celebraciones, pero al menos puede celebrarse –algo es algo– que a esta no va Sarkozy. Empeñado como está en reeditar el 18 de Brumario –que era noviembre–, es un alivio. Al parecer se hablará de finanzas aunque no era lo previsto. No se sabe si se le pedirán cuentas a los Castro –que no van– por el hurto de 60 años de libertad a los cubanos; a los Kirchner, por el último apaño de la bien llamada allá estatización –que no nacionalización– de las pensiones; o a las prototiranías que Chávez, Morales, Ortega o Correa andan reinventando para oprobio de los que hablamos español. Tampoco es previsible que se pidan explicaciones a Obama por no apoyar los acuerdos de libre cambio con Colombia y Panamá. Puesto que no se hará nada de esto y es sabida la afición que tenemos los pueblos hispánicos a conversar, he aquí una propuesta: ayudemos al presidente de turno de la UE a refundar el capitalismo.
 
Sarkozy ha expresado así lo que pretende: "Si hay un hecho mayúsculo que destaca en esta crisis, es el regreso de la política. La ideología de la dictadura de los mercados y de la impotencia pública ha muerto con la crisis financiera". Nadie ha explicado todavía lo que costará en incremento de impuestos en las próximas décadas y "quién sabe si más adelante este "regreso de la política", que es más de Luis XIV que de Napoleón, no traerá más disgustos de los que ya se prevén.

Sarkozy se pregunta –recogiendo así los halagos de todos– "¿Me he convertido en socialista? Quizá". Así que dispone que hay que acabar con la fundamentalista resistencia alemana a un gobierno económico de Europa; que el BCE debe atender a la orientación de la economía con independencia de lo que diga el texto del tratado; o que hay que evitar a los eurófobos procedentes de la República Checa –que ni siquiera creen en el cambio climático causado por el hombre–, y a los intransigentes irlandeses.

Se habla de keynesianismo frente a liberalismo, pero esto suena más bien a mala economía y peor política. Huele también a proteccionismo, y las consecuencias de la violación a la ciencia económica y al Estado de Derecho que se están perpetrando pueden ser tremendas. Así que toda nuestra esperanza yace en la probada ineficacia de las cumbres.
 
Ante ello, ¿qué mensaje debe entregar Hispanoamérica a Kirchner, Lula y Zapatero para Sarkozy? El siguiente:

Estamos avergonzados de que uno de los últimos países comunistas de la tierra hable español, lamentamos profundamente ser los inventores de la expresión "socialismo del siglo XXI" y, como estamos muy arrepentidos, prometemos para hacer penitencia, sufrir con paciencia las sandeces antieconómicas y antijurídicas que se dispone usted a proponer, a las que no haremos ningún caso. En lugar de ello: devolveremos la libertad robada a nuestros pueblos, abandonaremos la mentira, el populismo, la demagogia y la irresponsabilidad.
Difícil. Tanto menosprecio de cumbre y alabanza de decencia es improbable, pero ¡quién dijo que la Hispanidad no tiene remedio!

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