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¿Super Kerry?

Tras el voto en 10 estados del “super-martes” el senador Kerry se ha colocado en cabeza para ser designado el candidato demócrata que se enfrente a George W. Bush en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. La prensa española que desea la derrota de los republicanos para así castigar al presidente Aznar ya ha echado las campañas al vuelo y presenta a “super-Kerry” como el próximo y seguro inquilino de la Casa Blanca. Tal ves se equivoquen como tantas otras veces.
 
Puede que el campo del partido demócrata se muestre ilusionado con este candidato (aunque también lo estuvo hace semanas con Howard Dean y le abandonaron de la noche a la mañana), pero es un hecho, estadísticamente demostrable, que el pueblo americano, en general, no suele encontrar las cualidades que espera de su máximo líder político, su presidente y comandante en jefe de las fuerzas armadas, en los legisladores de Washington DC. De hecho, si se hace un recuento presidencial, desde John Fitzgerald Kennedy (el otro JFK) no ha llegado a la presidencia de Estados Unidos ningún otro senador.
 
Y no se trata solamente de una cierta aversión a los juegos políticos de la capital americana, hay quien explica este sistemático rechazo popular a hacer de un senador un presidente en la memoria colectiva depositada en las actas parlamentarias. Un senador como Kerry, con 32 años de votaciones a sus espaldas ha estado en todos los lados posibles e imaginables de cada asunto. El Centro de Política de Seguridad de Washington que publica anualmente un resumen estadístico de qué ha votado cada senador en materia de defensa, revela que Kerry ha sido excesivamente inconsistente en su manera de votar: En una materia reciente, como Irak, por poner un ejemplo, Kerry estuvo a favor de la guerra inicialmente, pero se opuso a los fondos suplementarios para la misma, pidió la retirada de las tropas, para aclarar que sólo cuando fuera posible, al mismo tiempo que votó en contra de mejorar la comida y las raciones de guerra que se repartían entre los soldados en Irak. En otros temas, como el terrorismo ha seguido la misma trayectoria zigzagueante; y respecto a las fuerzas armadas, normalmente ha votado en contra de numerosos proyectos que hoy el pentágono y los militares consideran vitales para su transformación. Por eso, el centro le da una calificación de 5 sobre 100 y afirma que sólo puede interpretarse sus votos por una falta de principios y por acomodarse a las situaciones que mejor oportunidades le dieran para su proyección y carrera personal.
 
Kerry, hasta ahora, sólo ha luchado con los de su mismo bando y la campaña electoral de verdad está lejos de comenzar. Cuando lo haga, va a tener serias dificultades para explicar, justificar y convencer de todo cuanto a ha dicho y de lo que se ha desdicho, de lo que ha hecho y de lo que no hizo. Aún más, los demócratas, en general, siguen buscando dar con un tema con el que puedan arañar los votos de Bush. Lo han intentado con Irak, pero no le ha ido bien; la guerra contra el terrorismo les está vedada como tema de confrontación; aún más el patriotismo. La economía podía ser su esperanza, particularmente si se sigue dando un fuerte crecimiento y caída del empleo como consecuencia de la deslocalización de las industrias, que pasan sus cadenas de producción a países en Asia, con mano de obra y costes más baratos. Así y todo, las proyecciones que se hacen para este año 2004 aseguran un fuerte crecimiento y un repunte del empleo. Puede que sea solamente temporal, pero puede que eso baste para robarle su tema preferido (el único tema) a John F. Kerry.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos

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