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Ignacio Villa

Gallardón: ambición

El alcalde de Madrid se ha convertido en un político incontrolable para los suyos. Una auténtica locura de ambición personal

Los acontecimientos que se están sucediendo a una gran velocidad en la crisis del Partido Popular de Madrid están dejando una contundente evidencia: Alberto Ruiz Gallardón está superado y arrollado por su propia ambición personal. Hace muchos años que sólo piensa en su propio futuro político, por encima de su propio partido; pero nunca había llegado tan lejos en esa corriente. Después de lo ocurrido estos días en la Comunidad de Madrid, quedan muy pocos interrogantes: Gallardón tiene un objetivo marcado, ese objetivo es el Gobierno de España y está dispuesto a acelerar hasta el final. Aunque, como ha pasado tantas otras veces, ha vuelto a fallar en los tiempos.

El alcalde de Madrid ha iniciado un camino sin retorno. Primero, presentando una candidatura en el Congreso regional cuando entre los dirigentes populares había un pacto previo de reparto de poder. Segundo, poniendo en duda la autoridad del secretario general de su partido, Ángel Acebes. Con estos dos gestos Gallardón está plantando un claro envite al liderazgo de Mariano Rajoy. Lo está haciendo de forma indirecta, interponiendo a un subalterno, pero lo está diseñando con frialdad calculada. Conociendo mínimamente a Gallardón, es evidente que ya no habrá rectificación. El alcalde de la capital de España nunca reconoce una derrota, antes remueve lo que haga falta para evitar una humillación. Y esta vez está dispuesto a hacerlo, aunque tenga que poner en juego la estabilidad de su partido.

Gallardón ha plantado cara a Rajoy. Desde luego, no está dispuesto a quedarse en el camino, por lo que forzará al máximo la máquina. Para empezar, ha dirigido sus críticas a Ángel Acebes, pero detrás de esas palabras todo el mundo reconoce un reproche al nuevo presidente del PP. La ambición de Gallardón no para en barras: sabe que se la está jugando, y que si pierde esa batalla será arrastrado por sus personalismos. Mariano Rajoy deberá tomar buena nota. La próxima vez Gallardón disparará con nombres y apellidos. El alcalde de Madrid se ha convertido en un político incontrolable para los suyos. Una auténtica locura de ambición personal.

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