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Ignacio Villa

Ridículo internacional

En política exterior la mentira no es eficaz ya que siempre termina quedando en evidencia. Y esa falsedad del Gobierno español es lo que ha minado las relaciones entre los dos países

¡Quién les ha visto y quién les ve! No hace mucho tiempo el actual presidente del Gobierno, cuando era líder de la oposición, encarnaba el papel de la rebeldía contra los Estados Unidos. Fue Zapatero quién no se levantó ante el paso de la bandera americana; fue Zapatero quién se agarró a las pancartas contra Bush en la guerra de Irak; fue Zapatero quién utilizó en el Parlamento contra el Gobierno de España la buena relación entre Bush y Aznar. En definitiva, fue Zapatero quién prometió una política exterior sin los Estados Unidos, en caso de ganar las elecciones.
 
La actitud descrita más arriba la abanderó Zapatero mientras estaba en la oposición. Su llegada al poder cambió a peor esa radicalidad. Retiró de inmediato a las tropas de Irak, realizó un llamamiento para que otros países hicieran lo mismo, se alineó con Francia y Alemania, y fomentó el acercamiento a Chávez y a Castro a sabiendas de los efectos posteriores. Una política exterior "tercermundista" y bananera, muy lejos de un país moderno y europeo.
 
Mientras esto ocurría en el fondo, en la forma intentaba un acercamiento al presidente Bush en las cumbres internacionales. La respuesta era un simple saludo de pasillo. El Ministro Moratinos, por su parte, hizo el ridículo en repetidas ocasiones con la Secretaria de Estado norteamericana, y otros ministros del Ejecutivo socialista buscaban fotos desesperados con representantes de la administración americana para demostrar que no pasaba nada.
 
Todo fuera de la realidad. En política exterior la mentira no es eficaz ya que siempre termina quedando en evidencia. Y esa falsedad del Gobierno español es lo que ha minado las relaciones entre los dos países. Ahora con este pasado y con este historial, sale Rafael Estrella –encantado de haberse conocido– diciendo que después de la ayuda enviada a los Estados Unidos por el huracán Katrina, el encuentro Bush-ZP es inevitable.
 
Ciertamente lo de estos chicos es de un infatilismo que asusta. Estrella, uno de los diputados que más han vociferado –de forma extrema– ataques públicos contra los Estados Unidos, ahora pierden la cabeza porque Zapatero pise la Casa Blanca. Y es que en Moncloa sólo viven para las imágenes. En esta ocasión, con entrevista o sin ella, la única verdad es que ZP nos ha colocado en un escenario marginal. España ya no cuenta, aunque nos cuenten sus historias, ya no cuela.

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