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Jorge Vilches

¿De qué vais, Nunca Máis?

Resumiendo: unos terroristas simpatizantes del PP han decidido sembrar el pánico en Galicia con el fin de erosionar al "gobierno de progreso" –así lo llaman, la culpa no es mía–; unos terroristas que, además, son unos garrulos.

Hay una norma no escrita desde que el género humano vio aparecer el primer gobierno: no hay un político que se responsabilice de sus errores. Normalmente se culpa a otra persona, al clima, a las circunstancias internacionales o a la mala suerte. También está la versión contrapuesta: es una maniobra de la oposición, una leyenda negra, una evidente exageración, un electoralismo vergonzante o la simple maledicencia. Existe igualmente el recurso al enemigo oculto: la conspiración o las tramas fantasma.

La desconfianza hacia la asunción de responsabilidad en el político ha sido, y es, tan evidente, que en las democracias –en Cuba no, por ejemplo– se articulan mecanismos para denunciar la culpa y forzar la dimisión. Pensemos –por qué ir más lejos– que la ministra Narbona es culpable por acción, omisión o emisión –¡que vaya cosas ha dicho!– de la prolongación de los incendios en Galicia. Que cosa más natural que la oposición exija que se salde su responsabilidad.

Pero aquí está la maniobra de la ministra Narbona, medios adictos y Nunca Máis (agárrese): en Galicia hay un "terrorismo incendiario", pero no una "trama", y una venganza de los populares despedidos por la Xunta. Al sol de Santiago de Compostela vimos alguna pancarta que rezaba: "Fuera PPirómanos". La responsabilidad de la ministra iría, entonces, más allá de los incendios.

La existencia de un "terrorismo incendiario" significa que hay una trama. Si ésta existe habrá una organización con unos objetivos y una infraestructura. Porque el "terrorismo" no deja de ser una actuación criminal de una banda organizada que pretende crear alarma social con fines políticos. Si además se apunta a personas relacionadas con el PP que, despechadas, se han dedicado a hacer fuego, la conclusión es que en Galicia hay un grupo terrorista del PP.

No contenta con esto, la ministra Narbona ha añadido una razón más a los incendios: el bajo nivel sociocultural en Galicia. Resumiendo: unos terroristas simpatizantes del PP han decidido sembrar el pánico en Galicia con el fin de erosionar al "gobierno de progreso" –así lo llaman, la culpa no es mía–; unos terroristas que, además, son unos garrulos. Una garrulería que habría convencido a un socialista, uno que se presentó a las elecciones de 1999, para sembrar el terror.

La argumentación no acaba aquí. Nunca Máis, la ministra y los medios afines rescatan el episodio del Prestige. Y falta uno: la guerra de Irak. "¿Cómo?", se preguntará el lector. Así: los incendios han tenido lugar por la mala política forestal de los gobiernos de Fraga, que ha estado más atento a la especulación que a la vida de los ciudadanos. Porque al PP, dirán, le interesa más el negocio que los seres humanos, como se ha visto en la guerra de Irak.

Y completo el cuento, la Xunta de Galicia, los bloqueros, intelectuales efímeros, cantantes ignotos, señoras airadas y jóvenes a la moda rastafari, desfilarán cariacontecidos por la Alameda de Compostela este domingo. ¿Se oirán voces contra la inoperancia de su gobierno, de losconselleiros, del nacionalista al frente del negociado, de la falta de previsión? De ilusión también se vive, y además adelgaza muchísimo.

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