La Fiesta de la Hispanidad ha provocado diversas reacciones entre el cultureo y los representantes de "la nueva política", ilustres progresistas todos ellos, que van de lo meramente escatológico al puro alarde de la más salvaje indigencia intelectual. Para este tropel de indocumentados, el descubrimiento (y la evangelización) de América no fue una gesta histórica de la que podamos sentirnos orgullosos, sino un genocidio perpetrado por unos intolerantes católicos contra los nativos del que deberíamos estar profundamente avergonzados. Ente todos estos pateadores de la verdad destaca por méritos propios el Kichi, alcalde que lo es de Cádiz, al que el desmadre en el que ha sumido a su ayuntamiento le deja mucho tiempo para estas especulaciones de carácter histórico.
Al día siguiente de explicar en las redes sociales: "Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas (sic) en nombre de Dios", el Kichi ha aparecido en Podemos TV –antes La Sexta– para insistir en que los españoles somos culpables de haber cometido un genocidio contra los indios americanos para esquilmar sus riquezas. Por tanto, "Nada que celebrar".
Como el Kichi se ha licenciado en Historia en una universidad pública, desconoce los esfuerzos de la Corona española por proteger de los excesos de los conquistadores a los indios, a los que consideró súbditos en lugar de esclavos, un gesto sin parangón en ningún otro imperio a lo largo de la historia. No fue una mera declaración de intenciones. Hubo titulares de encomiendas y altos funcionarios reales apresados, enviados a España, juzgados y ejecutados por abusar de los indios contraviniendo el mandato real.
La leyenda negra contra España nunca ha tenido defensores de categoría, pero con los podemitas el nivel se ha desplomado hasta agujerear el subsuelo. Lo peor de todo es que la frase del Kichi antes citada no es suya, sino de una de sus profesoras de Historia en la universidad. No es de extrañar que las facultades de Humanidades vomiten cada año una legión de perroflautas capaces de defender genocidios muy reales mientras acusan a los demás de masacres inventadas para justificar su ideología criminal.