Menú
EDITORIAL

Lo que va de E.On a Enel por encima de Endesa

Este es el campeón nacional que quería Zapatero. Un campeón que, por no tener, no tendrá ni necesidad de deshacerse de un solo activo de Endesa, muy al contrario de lo que se obligó a la alemana E.On

Que la socialista Maite Costa y su Comisión Nacional de la Energía eran lo más parecido a una alfombra para el Gobierno era algo que ya sabíamos. El descaro del que hizo gala hace más de un año cuando impuso a E.On unas desorbitadas condiciones para aprobar la Opa sobre Endesa fue sólo el aperitivo de lo que ha venido después. Si entonces fueron todo inconvenientes, hoy con los amigos de Moncloa, los dos caballeros blancos buscados para enderezar una absurda operación que el mismo Gobierno había iniciado, son todo facilidades. La CNE sólo exige a Enel y Acciona –en puridad a Enel, porque la constructora apenas se quedará con el 25% de Endesa– que mantenga la sede en España y que ambas eléctricas operen de manera autónoma, es decir, que Endesa siga manteniendo la marca y no se fusione con su propietaria italiana.

Nada más, simplemente esto para cerrar lo antes posible y sin hacer ruido uno de los episodios más infames de la legislatura. Un episodio por añadidura en el que, sumando todos sus ingredientes, retrata a la perfección de qué madera está hecho el actual Gobierno. Desde el principio, en el que un crecido Montilla daba por hecha la absorción de Endesa por parte de la Generalidad a través de Gas Natural y La Caixa, hasta el final, en el que su sucesor se afana en finiquitar el asunto cuanto antes. Lo que se ha quedado en el camino sólo Endesa lo sabe. Endesa y la decencia más elemental. La que hasta no hace mucho era la primera eléctrica española lleva dos años paralizada sin tomar ninguna decisión estratégica de envergadura. Eso, para una empresa en un mundo totalmente globalizado, es un suicidio. Y así ha ocurrido. Hoy Endesa es una sombra de lo que fue hace dos veranos, segura de sí misma y confiando en un futuro brillante.

La imagen que España ha dado en el exterior a cuento del caso Endesa ha sido pésima, más propia de una república bananera que de un país europeo serio. Porque, y en esto ya no cabe ninguna duda después de ver como la CNE rebaja las condiciones de un modo tan escandaloso, lo que se ha despachado en este juego de Opas y contraopas no ha sido otra cosa que el orgullo de un aspirante a dictador económico, de un caudillito de medio pelo que sigue convencido que los políticos tienen que decidirlo todo y meterse en todo.

Al final la eléctrica española va virtualmente a desaparecer hundida bajo el control de una empresa pública extranjera que controlará las tres cuartas partes del accionariado. Este es el campeón nacional que quería Zapatero. Un campeón que, por no tener, no tendrá ni necesidad de deshacerse de un solo activo de Endesa, muy al contrario de lo impuesto a la alemana E.On, que terminó saliendo de España espantada de tanta arbitrariedad. Estas son las normas que rigen con Zapatero: o estás conmigo y haces lo que yo deseo que hagas o te liquido. Endesa ha pagado y pronto dejará de ser Endesa para convertirse en una subsidiaria de un mamotreto público italiano. Enel se sabe las reglas, está con quien tiene que estar y se lo reconocen facilitándole los trámites. La Comisión Nacional de la Energía desde hoy podrá presumir de cualquier cosa menos de independiente, y Maite Costa, socialista antes que reguladora, tiene mucho que ver en ello.

En Libre Mercado

    0
    comentarios