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Amando de Miguel

Variaciones regionales del habla

Rosalía Verdú (Ibi, Alicante) cuenta que los primeros heladeros de su pueblo, en el siglo XIX, trajeron los helados de Gibraltar. Incorporaron asimismo la palabra chámbit (= sandwich), un corte de helado entre dos obleas.

Germán Pedraz Calvo (Murcia, antiguo residente de Madrid, natural de Salamanca, de madre montañesa) certifica la tesis que se ha sostenido en este corralillo. A saber, que muchas palabras y expresiones que muchos creen privativas de su provincia o región lo son también de otras. Don Germán cita el caso del condicional como sustituto del subjuntivo ("si yo vendría"). Aparece en Valladolid, en Burgos y en el País Vasco, entre otros lugares, aunque más bien en personas poco cultivadas. Estoy de acuerdo. Don Germán añade que la verdadera unidad lingüística o dialectal no es la región o la provincia sino la comarca.

Raúl de Gasteiz precisa todavía más la tesis de los localismos que no son tales:

Estoy de acuerdo con la apreciación de que muchos localismos no son tales. Como ejemplo, algunos de los que publica hoy procedentes de Valladolid y Palencia. Yo, que aunque vasco de nacimiento soy hijo de extremeños, he escuchado muchas veces en mi casa palabras como mandil, cachava o canto. Además, mi padre dice habitualmente "puson" en lugar de "pusieron" o "hizon" en lugar de "hicieron". Por cierto, que en la construcción se denomina cachava al doblez que se da al extremo de algunas barras de acero de las armaduras, que les da cierta apariencia de bastón. Es decir, de cachava. Me parece un localismo muy poco local. La sustitución del subjuntivo por el condicional tampoco es única de esa zona, puesto que en Álava y en algunas zonas limítrofes como La Rioja y Navarra es un error casi universalmente extendido, incluso entre la gente con cierto nivel cultural. Tal es así que, cuando fui consciente de que yo también cometía ese error y traté de subsanarlo, lo tenía tan interiorizado que a veces sin darme cuenta me paso al extremo contrario y digo "si lo supiera no hubiera venido".

Respecto a la palabra ennortado, don Raúl opina que no es siempre el viento Norte el que enloquece. Don Raúl da cuenta de que en Los Alpes el "efecto Föhn" se produce por un viento Sur muy seco que ciertamente altera el estado de ánimo. "En Bilbao se dice que, cuando sopla el viento Sur, los jugadores del Athletic están como empanados y juegan fatal". En Andalucía el viento enloquecedor sopla también del Sur, por lo que "los locos andaluces no serían ennortados sino ensurados". Añado que, en la vertiente mediterránea española, los vientos del Este (tramontana, bochorno, terral) son los cálidos y los que enloquecen.

A propósito de los vientos enloquecedores o maléficos, Humberto García Rebagliato anota los siguientes:

  • el Chinook (Montañas Rocosas en Canadá)
  • el Berg (Suroeste de África)
  • el Solano (Castilla)
  • el Levante (Cádiz)

Don Humberto cita al gaditano José María Pemán, quien registra el efecto maléfico del "Levante en calma", que estimula la violencia y el suicidio, que "destempla los nervios y las guitarras".

Tomás Herrero (Málaga, oriundo de Algeciras) sabe mucho de vientos. No en vano, Tarifa tiene como eslogan: "Tarifa, paraíso entre dos mares". Cuenta don Tomás que un gracioso añadió a esa pegatina: "Y la madre que parió el Levante y la madre que parió el Poniente". Don Tomás especifica los siguientes términos populares:

  • ennortao (= haber perdido el norte, no tanto el viento como el rumbo; suele durar un rato)
  • acarajotao (= ennortao, pero que dura un día por lo menos)
  • aventao (= acarajotao crónico)
  • guañío (= cansado en extremo, exhausto)
  • empercoío(o empercodío) (= suciedad extrema, por ejemplo de una cocina).

Márcio José Pinho de Carvalho (Lugo, brasileño de nación) comenta la voz "jera" que aquí se ha vertido como un zamoranismo. Para don Márcio, jera está emparentada con la voz gallegoportuguesa jeira. Tiene estos significados: (1) terreno que una pareja de bueyes puede labrar en un día, (2) salario de un día para un jornalero, (3) jornada de trabajo, (4) turno, vez, (5) finca larga y estrecha [parcela], (6) ocupación, faena, (7) duración del trabajo de siembra. Es muy posible que esos significados entren igualmente en la jera zamorana. Me alegro del parentesco con el tronco galaicoportugués. Ya se sabe, la querencia de Zamora es "salida al mar". En Zamora hay gaviotas y uno de los platos más típicos es el pulpo a la sanabresa (una variante del pulpo a la gallega). Al final, el hombre es lo que come.

Marciano Breña Galán (Jerez de la Frontera, Cádiz) me aclara el significado de estos dos gaditanismos del habla popular:

  • guarnío (= desguarnecido, necesitado)
  • nortao (= desnortado, sin rumbo)

Rosalía Verdú (Ibi, Alicante) cuenta que los primeros heladeros de su pueblo, en el siglo XIX, trajeron los helados de Gibraltar. Incorporaron asimismo la palabra chámbit (= sandwich), un corte de helado entre dos obleas. Otras palabras tradicionales de la zona que recuerda doña Rosalía son ripios (= escombros) y caparras (= garrapatas).

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