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José García Domínguez

"América es culpable"

Se comprende, pues, que los islamistas incurran en pequeños excesos y corten de vez en cuando alguna cabeza, ya que, tal como reza el catecismo de Santillana, esas buenas gentes sólo actúan empujadas por "la desesperación que provoca la pobreza".

Bien mirado, lo raro no es que ciertos muslimes anden dispuestos a reventar por los aires en nombre de Alá el Clemente y Misericordioso. Lo realmente insólito es que no lo hagan nuestros hijos en nombre de las editoriales Santillana y Viçens Vives. Así, ojeando un manual de bachillerato del difunto Polanco, descubro que el insigne pedagogo Ignacio Ramonet se inventa, con un par, que treinta millones de personas mueren de hambre cada año en el mundo. De ser verdad, eso significaría, más o menos, la mitad del total de las defunciones en el planeta; algo que nos llevaría a que en un país pequeño y sobrealimentado, como por ejemplo España, los decesos anuales debieran poder contarse con los dedos de una mano.

Aunque para nuestro maestro Ciruela los números y el pecado son lo de menos. Lo único importante es el pecador. O sea, los genocidas yanquis que se escondían aquella mañana en el interior de las Torres Gemelas de Nueva York. Y es que hasta alumno más burro será capaz de comprender por qué en Santillana han elegido las fotos de las explosiones del 11-S para ilustrar la lección magistral del hagiógrafo de cámara de Fidel Castro. No obstante, por si aún quedase algún zoquete estructural que no hubiera pillado la idea, el librito de Viçens Vives remacha el conceto, que diría el otro. El 11-S, se explica ahí, fue un atentado contra "el corazón de las finanzas". Y el "nuevo tipo de violencia" que representa es consecuencia –lógica, le falta añadir– "del apoyo americano a la causa de Israel y la continua humillación y sumisión del pueblo palestino".

Algo que, según el libelo bendecido por el MEC, ocurre porque "con la desaparición de la URSS, los Estados Unidos se han convertido en el gran gendarme mundial para intervenir militarmente y reorganizar el nuevo orden internacional según sus intereses". Por su parte, los "bachilleres Prisa" también aprenden que Norteamérica dispone de lacayos serviles para llevar a cabo sus crímenes de lesa humanidad. Así, los futuros votantes deben memorizar que, tras la Guerra del Golfo, "Estados Unidos se confirmó como gendarme mundial y demostró su poder para movilizar a un gran número de naciones con el propósito de intervenir allí donde sus intereses se pusieran en peligro". Circunstancia que trastocó los grandes proyectos filantrópicos del clan de aquel benefactor de la Humanidad que respondía por Sadam Husseim. Pues eso los forzó a "tener su petróleo embargado, hecho que les impidió conseguir recursos para comprar alimentos, o medicinas imprescindibles para la población".

Se comprende, pues, que los islamistas incurran en pequeños excesos y corten de vez en cuando alguna cabeza, ya que, tal como reza el catecismo de Santillana, esas buenas gentes sólo actúan empujadas por "la desesperación que provocan la pobreza y el sentimiento de sumisión en sectores sociales del Tercer Mundo". En fin, como para preocuparse mucho por Educación para la Ciudadanía.

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