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Alberto Benegas Lynch

Totalitarismo chavista

Cuando el Gobierno destruye derechos de los gobernados "es el derecho de la gente alterarlo o abolirlo", al efecto de instituir un nuevo Gobierno respetuoso de los principios de libertad.

Acabo de ver en CNN que el coronel Hugo Chávez anunció que se cerrarán todos los colegios privados que no se adapten a "la educación bolivariana". No se necesita ser muy avezado en teoría política para comprender que se trata de otro manotazo grosero del espíritu totalitario que ahora aplasta con sus botas la libertad de enseñanza, además de todos los otros avances del aparato estatal que asfixia los otros rubros clave de la vida venezolana.

Esta es otra demostración más de la utilización macabra de los votos en un contexto de inexistencia de división horizontal de poderes y de los contrapesos más elementales al poder político. Es la aplicación de las fórmulas del constitucionalista Juan González Calderón en cuanto a que los que pretenden reducir la democracia a números, ni de números entienden ya que ese basan en las siguientes ecuaciones falsas : 50% mas 1% = 100% y 50% menos 1% = 0%. Pero el caso venezolano es peor aún. No se trata de respetar minorías, se trata de un montaje canallesco de fraudes permanentes y en todas las direcciones.

Este cuadro de situación no sólo constituye un insulto a Simón Bolívar, quien expresó claramente el 2 de enero de 1814: "Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes, es un país de esclavos", sino que estamos frente a un régimen totalitario, es decir, allí donde el estado lo estrangula todo y no deja resquicio para respirar. Me admira la acción de algunos periodistas que aún dan batalla con armas muy desiguales y en manifiesta inferioridad de condiciones.

Estimo que se hace imperioso el derecho a la resistencia contra la opresión desarrollado, desde Algernon Sydney y John Locke en adelante, en toda la tradición liberal. De esa fuente surgen las manifestaciones constitucionales que en las sociedades abiertas establecen estrictos límites al poder. De allí surge el texto de la Declaración de la Independencia estadounidense copiada en muchos otros lares, donde leemos que cuando el Gobierno destruye derechos de los gobernados "es el derecho de la gente alterarlo o abolirlo", al efecto de instituir un nuevo Gobierno respetuoso de los principios de libertad.

Esto sucede cuando las urnas se convierten en una payasada mayúscula, como es el caso venezolano. Antes de caer en un Hitler o un Stalin sin salida, es menester recordar la célebre sentencia de Benjamin Constant en 1817: "Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de toda autoridad social o política y toda autoridad que viole estos derechos se hace ilegítima."

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