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EDITORIAL

Internacionalismo paleto

Para un viaje como este, plagado de prejuicios e ideas gastadas o, simplemente, repugnantes, no hacía falta tanto experto

Una de las lacras del socialismo español de todos los tiempos ha sido la falta crónica de cuadros dirigentes. Las servidumbres de la política profesionalizada hasta el extremo, el recurso constante a la demagogia y el inopinable hecho de que, dentro del PSOE, quien se mueve no sale en la foto, ha provocado una sequía perpetua de líderes preparados y debidamente formados. Esto es algo que, si bien no ha influido demasiado en los resultados electorales, ha dejado al socialismo español ayuno de grandes mentes. No hay más que echar un vistazo al Gobierno actual para percatarse de ello.

Es por ello que no sorprende lo más mínimo la presentación en sociedad del nuevo gabinete asesor del partido. Un elenco de 14 eminencias, todas extranjeras, entre las que se encuentran tres premios Nobel, colaborarán en la elaboración del próximo programa electoral del PSOE aportando, es de suponer, la solvencia y el sentido común que le falta al propio Gobierno y a su legión de asesores que, en el caso de Zapatero, alcanza la nada despreciable cifra de 682 personas al servicio del presidente.

Por un lado es evidente que se trata de una maniobra, bastante floja, por cierto, de distraer la atención ahora que pintan bastos con Venezuela. Por otro, recurrir a los "expertos" con nombre extranjero es un clásico de la propaganda al que los socialistas no han podido resistirse. Porque, y en esto Zapatero no es muy distinto a otros progresistas de postín, eso de poner un asesor norteamericano o alemán al servicio del partido es el mejor ejemplo claro del refrito de complejos y lugares comunes al que ha llegado la izquierda occidental, especialmente la española.

Por último, los asesores que ha elegido Caldera en nombre del partido no son ni eminencias ni nada que se le parezca. En todos los casos se trata de personalidades fuertemente politizadas que han dedicado su vida a servir una idea política determinada, generalmente mala. Ahí está el caso de Wolfgang Merkel, que asesoró a Schröder durante su concienzudo empeño de arruinar Alemania a toda costa. O el de Joseph Stiglitz, enemigo declarado de la libertad económica que, a la vez, se muestra comprensivo con personajes como Chávez. Podríamos continuar con cualquiera de los nominados y en todos los casos nos encontramos con perfiles semejantes: globalifóbicos como Probst-Solomon, apóstoles del calentamiento global como Stern, defensoras de la ablación del clítoris como Maathai, tecnófobos como Rifkin, feministas radicales como Caldicott...

Para un viaje como este, plagado de prejuicios e ideas gastadas o, simplemente, repugnantes, no hacía falta tanto experto. Zapatero, a través de su ministro, quiere darse un baño de internacionalismo paleto trayéndose lo peor de la intelectualidad mundial. No es necesario que vengan de fuera para repetirnos la sarta de sandeces políticamente correctas que los de casa conocen al dedillo. En definitiva, que los 14 de Zapatero no es que sobren, es que lo que nos van a decir ya nos lo sabemos.

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