Menú
Amando de Miguel

Nombres caprichosos

El extraño nombre de Amcher corresponde a las iniciales de las primeras palabras que vieron escritas los padres de la criatura en el momento en que el angelito vio la primera luz: "Albany Medical Center Hospital. Emergency Room"

Susana Molledo (Bilbao) añade algunos ejemplares más a la colección de nombres vascos que pretenden evadirse del santoral: Egoitz (= situación, estado), Sendoa (= fuerte), Suberoa (= calor de fuego). Con todo, doña Susana no está de acuerdo con mi interpretación de que esos nombres extravagantes respondan a una "reacción paganizante". La razón que da es que la mayor parte de los nacionalistas vascos son "católicos, apostólicos y romanos". Mi opinión es que lo eran; ya no lo son. O por lo menos pesa más el nacionalismo que el catolicismo. Desgraciadamente para los nacionalistas no hay muchos santos que lleven su nombre en vascuence. A este paso pocos se van a añadir con esa combinación. Así pues, se impone la opción paganizante. ¿O no es paganizante llamarse Suberoa? Los nacionalistas vascos buscan lo pagano en su intento de buscar raíces muy lejanas en el tiempo a su euskalherría.

Ángel Emilio de las Heras Molinos interpreta que en el pueblo de Huerta de las Heras (Burgos) ponen nombres raros a las criaturas porque la endogamia es grande y se repiten unos pocos apellidos. Añado que por esa misma razón, en la vida rural española han proliferado los apodos. Al final, un nombre de pila original y un apodo imaginativo da lustre a una persona que no tiene otras razones para presumir. Hay todavía una razón más general. A saber, que el idioma se utiliza también para dar cierta amenidad a la vida. es casi imposible registrar una conversación entre varias personas (incluso las que confluyen en un velatorio) que no provoque algunas sonrisas. Un nombre propio extravagante es siempre un motivo de chanzas, de amigable conversación. Me lo van a decir a mí.

Inmaculada de Miguel recuerda que su padre se llamaba Juan Miguel Miguel, siendo apellidos los dos Miguel. Como era de esperar, esa circunstancia le llevó a muchas confusiones, por lo que pasó a llamarse Juan de Miguel y Miguel. Me parece que fue una buena decisión, que permiten las leyes. En mi caso, el apellido es "Miguel" y el nombre es "Amando de", pero el DNI no lo entiende así y en ese documento figura el apellido como "De Miguel". En inglés la cosa se complica, pues el apellido es "Demiguel". Es una pequeña tribulación que ya no tiene enmienda.

José María Navia-Osorio me da cuenta de un curioso libro que está leyendo sobre freakonomics, las manías de los norteamericanos. Por ejemplo, está el caso de un neoyorquino llamado Amcher. El extraño nombre corresponde a las iniciales de las primeras palabras que vieron escritas los padres de la criatura en el momento en que el angelito vio la primera luz. Fueron estas: "Albany Medical Center Hospital. Emergency Room". Otro caso es el de una mujer llamada Temptress (= mujer tentadora en el sentido de ofrecimiento sexual). Su madre quiso llamarla Tempest, por el nombre de una actriz de la televisión, pero se confundió. La chica se quedó con Temptress, que don José María traduce como "un poco putilla".

En el capítulo de nombres, don José María introduce el de Dorleta. Según cuenta el de Oviedo, hay un pueblo guipuzcoano, Léniz-Gatzaga, con unas famosas salinas. La sal se evaporaba en unas construcciones llamadas dorlas o duerlas. Los vecinos de Léniz se encomendaban a la Virgen de las Dorlas. De ahí procede el nombre de Dorleta.

En Sociedad

    0
    comentarios