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EDITORIAL

Detenciones con oferta de impunidad

¿Tenemos garantía de que estas detenciones impliquen la certeza de que habrá Justicia cuando el gobierno del 14M mantiene una resolución que permite una negociación con los terroristas prófugos que incluye la disposición de dar salida a los presos?

La muerte del guardia civil Fernando Trapero, que se encontraba en coma profundo desde el atentado de ETA en el que también fue asesinado su compañero Raúl Centeno, ha venido a coincidir con la noticia de la detención de sus asesinos en la localidad francesa de Châteauneuf de Randon.

Algunos pensarán que la detención de los etarras Saioa Sánchez y Asier Bengoa puede aliviar en parte el dolor provocado con el asesinato de los dos jovencísimos guardias civiles. Así sería ciertamente si, como corresponde a un Estado de Derecho, las detenciones de los culpables fueran inexorablemente unidas a la certeza de un cumplimiento íntegro de las penas. Pero ¿tenemos garantía de que estas detenciones impliquen esa certeza de que habrá Justicia cuando el Gobierno del 14-M mantiene una resolución parlamentaria que permite una negociación con los terroristas prófugos que incluye una disposición de dar salida a los terroristas presos? ¿Qué garantía de justicia es esa para los familiares de esos guardias civiles y para sus sonrientes y despreocupados asesinos?

El Gobierno de Zapatero ha hecho algo mucho más grave que enviar desarmados a Francia a estos agentes que han sido tan fácil como cobardemente asesinados. Ha desarmado a nuestro Estado de Derecho a través de un proceso de paz que pone en entredicho el poder disuasorio de la pena y que debilita la deseable convicción –tanto entre los verdugos como entre las victimas– de que habrá Justicia.

Tengamos en cuenta además el intolerable hecho de que uno de los asesinos, Asier Bengoa, ya había sido detenido años atrás por un delito de colaboración con banda armada, pero fue puesto en libertad provisional el año pasado tras cumplir sólo la mitad de los siete años y medio de la pena a la que fue condenado.

Si a nuestro delirante sistema de administración de justicia le unimos la felonía de un Gobierno que habla ahora del "peso de la ley" al tiempo que sigue ocultando los informes policiales que describen la conexión ANV-Batasuna; o que dice ahora que "hay que derrotar a ETA" al tiempo que mantiene con los separatistas su disposición parlamentaria al "diálogo" con la banda, lo único a lo que podemos aspirar para que estas detenciones supongan un alivio a nuestro dolor es que los asesinos sean juzgados en Francia y cumplan allí su pena.

Y esto para los españoles también es triste.

En España

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