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Carlos Rodríguez Braun

Los impuestos en Salamanca

La protesta está muy bien. Si las autoridades lanzan incursiones punitivas contra los bolsillos de los ciudadanos, la indignación popular está servida y justificada.

Fueron muy celebradas en El País las manifestaciones en Salamanca contra la subida de impuestos debida a la voracidad del alcalde, Julián Lanzarote, del Partido Popular. Un gran titular encabezaba el reportaje: "Salamanca manos arriba". Las consignas coreadas fueron del estilo de: "Lanzarote que te pague el que te vote" o "Lanzarote, capullo, el Ayuntamiento no es tuyo". Un cochecito de bebé llevaba este cartel: "Sin dodotis, ni turrón, por culpa del subidón". Obviamente, todos cantaron: "Que bote, Lanzarote el que no bote". Y además de la reducción de impuestos, los manifestantes exigieron "bienestar social".

Lo primero que hay que decir es que la protesta está muy bien. Si las autoridades lanzan incursiones punitivas contra los bolsillos de los ciudadanos, la indignación popular está servida y justificada. Lo segundo es que esto encaja mal con la reiterada propaganda del PP de que ellos sí que bajan los impuestos. Si lo que está en ciernes es una bajada del IRPF neutralizada por una subida en tributos municipales, no estaríamos ante unos políticos que propugnan impuestos menores, sino ante un nuevo caso de lo que he denominado "trilerismo fiscal".

Y lo tercero que hay que decir es que conviene distinguir el amor a la libertad del amor al poder. Cabe sospechar que la izquierda está utilizando los impuestos municipales en Salamanca sólo para desalojar al alcalde, con lo que su liberalismo no sería ya un fin sino un instrumento. Esto explicaría la contradictoria consigna que mencioné al principio, "bienestar social", porque en bocas progresistas esto nunca quiere decir menos gasto público sino más.

¿Los socialistas prometen más bienestar social y menos impuestos? ¡Trileros!

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