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Roberto Salinas León

Mexicano rico, mexicano pobre

¿Cómo pueden llamarse pobres cuando pagan por un metro cúbico de agua más del doble de lo que pagamos en Estados Unidos? ¿O cuando se dan el lujo de pagar tarifas de electricidad y de teléfono casi un 60% más caras que aquí?

Un correo electrónico que circula por México nos indujo a una reflexión poco navideña, pero muy realista. El mensaje relata el diálogo entre un mexicano en México y su compatriota en Estados Unidos.

– ¿Por qué los mexicanos somos pobres? – pregunta el primero.
– ¿Cómo pueden llamarse pobres cuando pagan por un metro cúbico de agua más del doble de lo que pagamos en Estados Unidos? ¿O cuando se dan el lujo de pagar tarifas de electricidad y de teléfono casi un 60% más caras que aquí?

En México pagamos comisiones por servicios bancarios y por tarjetas de crédito tres veces más altas que las que se pagan en Estados Unidos. Por lo general, un coche nos cuesta más caro, tanto por los impuestos como por las condiciones de crédito y la estructura de mercado. En impuestos de ventas, a pesar de tantas exenciones en impuestos al consumo, allá tienden a promediar un 6% sobre todos los artículos de consumo, no un 15% como aquí en México. Y los impuestos de lujo se cobran al sur de la frontera, no al norte, lo que tiende a elevar el coste de diversas adquisiciones en forma importante, desde autos hasta terrenos y bienes de las empresas, por no decir todo tipo de gravámenes paralelos, como tenencias, prediales, placas, nómina, seguro social, boletos de avión, ocupación hotelera y tantos otros.

No es que Estados Unidos sea un paraíso impositivo, ni mucho menos. Pero en general, el total de la carga fiscal tiende a ser mayor acá. El mensaje electrónico refleja la frustración de vivir en una sociedad tan complicada: "Un país que es capaz de cobrar el impuesto sobre la renta por adelantado, como en México, necesariamente tiene que nadar en la abundancia porque considera que los negocios de la nación, y de todos sus habitantes, siempre tendrán ganancias a pesar de saqueos y asaltos, mordidas, huracanes, temblores e inundaciones."

La ironía no es para menos. Ante las restricciones de crédito y con un mercado de capital tan subdesarrollado, los mexicanos recurren a préstamos extra-bancarios con tasas de hasta el 40% anual, por no decir otros préstamos informales, donde se puede llegar a cobrar hasta 10% mensual.

El correo electrónico citado concluye, en un tono de desesperación, y de cinismo entendible: "Hagamos cuentas, ¿quién es el rico y quién el pobre?" Los mexicanos que se la han jugado al norte de la frontera han comprendido el concepto de coste de oportunidad y el enorme desperdicio de recursos que sufrimos en la sociedad mexicana.

Eso hace la diferencia entre pobreza y riqueza: aprovechar los recursos escasos, en lugar de tirarlos a la basura.

En Libre Mercado

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