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EDITORIAL

Todo el poder para ZP

Resulta paradójico que Zapatero acuse al Partido Popular de ser "el partido del miedo" y de "ofrecer propuestas impúdicas", es decir, descaradas y faltas de pudor

Arropado por la plana mayor de su partido, mitinero y ajeno a los males que afligen a la economía nacional, el Presidente del Gobierno presentó ayer las listas del PSOE a las elecciones generales del 9 de marzo, aprobadas por aclamación pocos minutos antes por su Ejecutiva Federal. Continuidad, poder absoluto de Rodríguez Zapatero y miedo a perderlo en caso de derrota son los tres rasgos que caracterizan una propuesta en la que faltan novedades y sobran paracaidistas, personas sin arraigo en la provincia por la que se presentan y cuya designación obedece únicamente a la voluntad del líder.

En primer lugar, resulta paradójico que Zapatero acuse al Partido Popular de ser “el partido del miedo” y de “ofrecer propuestas impudicas”, es decir, descaradas y faltas de pudor. Que sepamos, no es precisamente Mariano Rajoy quien ha introducido el sexo obligatorio en las escuelas disfrazado de educación “afectivo-emocional” ni quien agita el fantasma de una supuesta guerra en caso de una victoria de su contrincante.

Además, el anuncio de un superávit del 2% en las cuentas de la Administración Central del Estado no es una buena noticia, puesto que se ha conseguido por medio de una subida de impuestos y a costa del nivel de vida de los españoles y de una disminución en el número de los cotizantes a la Seguridad Social. Mejor habría sido que esta cifra hubiera venido acompañada de un aumento en la prosperidad y el bienestar material de los españoles, amenazado por el anuncio de una  vuelta al modelo económico de los años ochenta, marcado por un gasto público galopante y la reducción en el nivel de empleo de la población. Dos fenómenos que a medio plazo sólo pueden producir otra crisis fiscal que afectará al sistema de pensiones.

En cuanto a las listas, pocas novedades salvo la repetición del veterano Alfonso Guerra por Sevilla (al final no se retira), y la incorporación en La Coruña del otrora independiente César Antonio Molina, quien troca gustoso la autonomía por una cómoda poltrona en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Bien pagado queda el poeta por su abrazo a Pilar Bardem el día de la aprobación en el Congreso del canon digital. Otro miembro del ejecutivo que lidera una lista es Alfredo Pérez Rubalcaba por Cádiz (en el pasado se presentó por Toledo, Madrid y Cantabria, la región que le vio nacer), una provincia que los socialistas suelen reservar para paracaidistas de lujo y que en otros tiempos fue la circunscripción de Carmen Romero, esposa de Felipe González. En total, 13 ministros, entre los que no figura Miguel Ángel Moratinos, y varios ex ministros –el fracasado Juan F. López Aguilar por Las Palmas, la impopular Mª Antonia Trujillo por Cáceres y la inepta Carmen Calvo por Córdoba- serán cabezas de cartel en las listas del PSOE. Una política que reafirma el control absoluto de Rodríguez Zapatero y socava la iniciativa de los comités provinciales a la hora de designar a los candidatos al Congreso, algo que por otra parte blinda al presidente frente a cualquier intento de renovación en caso de fracaso electoral.

Por último, cabe destacar el engañoso discurso sobre la supuesta igualdad de las mujeres en el PSOE. Si bien aquéllas constituyen casi el 50% de las candidaturas, sólo 13 de las 52 listas están encabezadas por féminas. Las mujeres españolas no se merecen un partido que miente y que las utiliza como simple propaganda electoralista, ni el conjunto de votantes una organización política   incapaz de mantener una mínima coherencia con sus principios, por otra parte equivocados.

En fin, unas listas hechas a mayor gloria del líder y en la que se echan en falta las nociones de mérito y capacidad, lo que en otras latitudes algunos  describen como “mucho peronismo y poca democracia”. Más de lo mismo.  

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