Menú
EDITORIAL

Evita Chacón y la táctica del avestruz

Chacón opta por la planificación central a través de cientos de miles de "actuaciones", subvenciones arbitrarias y la concesión a dedo del servicio de gestión de alquileres de su ministerio una empresa de Caixa de Catalunya

Con unos tipos de interés duplicados a lo largo de esta legislatura, una disminución del poder adquisitivo y unos precios que al menos hasta el año pasado aumentaron muy por encima de la inflación, el panorama para los compradores de vivienda en España es ahora muchos más duro en términos relativos de lo que fuera en 2004. Ante este panorama, común al de otros países como Gran Bretaña y los EE.UU, el Gobierno de España, y en especial la ministra de Vivienda, Carme Chacón, prefieren negar la existencia de una grave crisis que se podría llevar por delante un millón de puestos de trabajo y poner en serios apuros al sector financiero nacional.

En vez de tomar las medidas que la situación exige, por ejemplo recortar impuestos y liberalizar al suelo, es decir, disminuir la intervención de los poderes públicos en el sector de la construcción y en general en la economía de las familias, el departamento de Vivienda ha optado por una política que combina la dádiva y el clientelismo de otros tiempos y latitudes con el favoritismo a determinados empresarios afines al PSOE. Así, siguiendo las pautas marcadas por el Plan Nacional de Vivienda de Cataluña, suscrito por todos los partidos excepto el PP, Chacón opta por la planificación central a través de cientos de miles de "actuaciones", subvenciones arbitrarias y la concesión a dedo del servicio de gestión de alquileres de su ministerio a una empresa de Caixa de Catalunya, entidad presidida por el socialista Narcís Serra.

Mientras tanto, el presidente del Gobierno y el ministro de Economía se dedican a restar importancia al asunto hablando de "ajuste" y "aterrizaje suave", unos términos que ya nadie cree, y acusando a todo aquel que se atreva a señalar lo delicado de la situación de alarmista y poco patriota. En estos momentos conviene recordar que durante el último año del gobierno presidido por José María Aznar, el vocablo preferido tanto del entonces líder de la oposición como del antiguo Comisario de Economía de la Unión Europea al referirse a España era "burbuja inmobiliaria". Una burbuja cuyo estallido, de ominosas consecuencias para los trabajadores, ellos se comprometían a evitar, al mismo tiempo que prometían una reducción del esfuerzo que conlleva la adquisición de una vivienda.

Por desgracia no ha sido así; la ampolla estalló, los españoles gastan una parte creciente de su menguante renta personal en la compra de su casa, y nada que digan los miembros del Gobierno y sus terminales mediáticas puede ocultar la gravedad del problema, señalado por numerosos expertos internacionales y la prensa económica internacional, que por lo visto no tiene muy en cuenta lo publicado en los diarios del grupo Prisa. Un espectáculo más propio de una simpática comedia de Mihura, maestro del absurdo, o de un drama surrealista de Fernando Arrabal que de un Gobierno serio y responsable que en estos días debe presentar ante la ciudadanía su hoja de servicios al interés general.

En definitiva, un ejemplo más de ineficacia, impericia e insulto a la inteligencia de los españoles que Rodríguez Zapatero, Solbes y Chacón intentan enmascarar enterrando la testa en la arena y recurriendo al más rancio populismo. Como señaló anteayer Manuel Pizarro, toca pedalear cuesta arriba. La cuestión es si los actuales líderes del pelotón merecen seguir en sus puestos. Va a ser que no.

Temas

En España

    0
    comentarios