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EDITORIAL

El desplome de la Bolsa y la pasividad del Gobierno

Esta negación política de la realidad ha llevado nuevamente a Solbes a protagonizar el mayor de los ridículos, como ha sido el de considerar que "no había que exagerar" las pérdidas, horas antes de que el Ibex 35 registrara la mayor caída de su historia

La Bolsa ha vivido este lunes una de las jornadas más negras que se recuerdan en su historia. El índice Ibex, el indicador que recoge la cotización de los 35 valores principales del parqué, ha perdido un 7,54 por ciento, el mayor desplome de su historia, mientras que todo el mercado en su conjunto ha sufrido su mayor crash bursátil desde octubre de 1987.

Para hacerse una idea de sus dimensiones, sólo la bajada registrada ayer es superior a todos los beneficios conseguidos por el Ibex-35 durante 2007, mientras en lo que va de año este indicador acumula una pérdida de casi el 17 por ciento.

Los efectos de la crisis del sector inmobiliario, el petróleo disparado, un dólar débil o el temor, en general, a que la economía estadounidense entre en recesión, se han hecho notar –aunque en menor medida– también en los parqués europeos. Así, Francfort registró unas pérdidas del 7, 16 por ciento; París, el 6,83; Londres, el 5,48 o Milán, el 5,17.

Por mucho que el paquete de medidas que Bush ha consensuado con la oposición demócrata, consistente en estímulos fiscales por valor de casi 150.000 millones de dólares, pueda no ser suficiente para ahuyentar el horizonte de la recesión, supone, al menos, una reacción en la buena dirección, que delata, además, la conciencia del problema. En España, por el contrario, y a pesar de ser el español el parqué que ha liderado las pérdidas en Europa, sigue inamovible la política del "aquí no pasa nada".

De hecho, esta negación política de la realidad ha llevado nuevamente al vicepresidente Solbes a protagonizar el mayor de los ridículos, como ha sido el de considerar que "no había que exagerar" las pérdidas de la Bolsa, pocas horas antes de que el Ibex 35 registrara la mayor caída de su historia.

La pasividad de este Gobierno, que durante años se ha limitado a vivir alegremente de la herencia reformista del PP y de una expansionista política monetaria, que ahora se torna en resaca, es, desgraciadamente, lo único seguro en este horizonte de incertidumbre. En cualquier caso, si este Gobierno se cree que su pasividad se la pueden financiar desde fuera, a través de una nueva rosca de estímulos monetarios, habrá que advertir de lo perjudicial que, especialmente para España, sería esta opción de ingerir más alcohol para ahuyentar la resaca. En España acabamos de batir un importante récord de inflación, mientras, al tiempo, nuestro mercado laboral sigue requiriendo una nueva reforma desde la última fase del Gobierno de Aznar.

La autocomplacencia de Zapatero, sin embargo, es muy capaz de hacerle repetir aquello de que vivimos en "la mejor situación económica de la democracia", tal y como dijera hace escasamente nueve meses, precisamente en la sede de la Bolsa de Madrid.

En Libre Mercado

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