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EDITORIAL

No se ponen de acuerdo ni para discutir

Zapatero dice hipócritamente que los representantes del PSOE y del PP no son quienes "ni para elegir ni para excluir" a ningún canal. Pero el hecho cierto es que su partido impone con TVE jugar en casa, dejando –eso sí- que cualquiera lo retransmita.

Que el PSOE y PP se acusen mutuamente de rehuir los debates televisados entre Zapatero y Rajoy a medida que avanzan las negociaciones, era algo previsible pues semejantes cara a cara exigen mucho más que la simple y aparente voluntad de celebrarlos.

Hace semanas señalamos el error estratégico cometido por Rajoy al poner condiciones previas justo en el momento en que aceptaba la celebración del debate, actitud que contrastaba con la incondicional y aparentemente despreocupada disposición de Zapatero a celebrarlos dónde y cuantas veces fueran necesarios.

Con todo, no deja de estar justificada, hasta cierto punto, la renuencia del Partido Popular a celebrar los debates en una televisión bajo control político gubernamental, como es TVE, como tampoco deja de ser cierto que, con el tiempo, la postura del PSOE se ha delatado inflexible hasta el punto de considerar "irrenunciable e indiscutible" que los dos debates entre Zapatero y Rajoy se celebren en la televisión pública.

Zapatero y el PSOE tratan de maquillar su voluntad de "jugar en casa" señalando que TVE emitirá los debates con señal en abierto y sin logotipo de la cadena, por lo que cualquier cadena podría transmitirlos. Lo cierto es que eso mismo lo podría hacer cualquier otra televisión y, sin embargo, ahí esta la negativa del PSOE a que Solbes y Pizarro celebren un debate en Telemadrid, a pesar de que esta cadena también se comprometió a retransmitirlo con señal única para todos los medios.

Zapatero dice hipócritamente que los representantes del PSOE y del PP no son quienes "ni para elegir ni para excluir" a ningún canal. Pero el hecho cierto es que su partido impone con TVE jugar en casa, dejando –eso sí– que cualquiera lo retransmita.

En cualquier caso, más decisivo que dónde se celebra el cara-cara, es el qué y el cómo se debate. Si Rajoy tiene finalmente que transigir y acudir en las dos ocasiones a la única televisión a la que –prematura pero justificadamente– había puesto pegas, por lo menos, que lo compense a la hora de negociar los tiempos y temas de discusión.

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