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Emilio J. González

Revisar las previsiones, revisar el gasto público

Lo primero que tendría que acompañar a las nuevas previsiones económicas es un recorte en el gasto público para evitar que la situación presupuestaria se deteriore gravemente. La cuestión es si Solbes se atreverá.

Al Gobierno le ha costado admitir la realidad. Después de informes y más informes que ponían más que en cuestión las previsiones económicas del Ejecutivo para este año, el Departamento de Solbes finalmente se ha decidido por acercarlas a la realidad. En cuánto las revisará a la baja aún no se sabe, pero, por lo menos, serán más ajustadas a lo que está ocurriendo en estos momentos en la economía española, a la crisis en que se viene metiendo la economía española desde hace algunos meses. Pero no basta con ello para torear el Mihura que en estos momentos campa tranquilamente por sus respetos en el coso.

Revisar las previsiones a la baja no tiene más efecto por sí solo que el admitir lo que ya todo el mundo sabe y siente en sus bolsillos, en su trabajo o en su vida: que las cosas están mucho peor de lo que el Gobierno venía diciendo hasta ahora, un Ejecutivo que mandó mensajes falsos sobre el estado de la economía en la campaña electoral y que, una vez ganadas las elecciones, no supo aprovechar la ocasión para hablar de la verdad. Ahora parece que van a empezar a hacerlo. La cuestión es si esa revisión será acorde con lo que está sucediendo en la economía o, por el contrario, admitiendo que las cosas no son como decían ni como deseaban, volverán a situarse en un escenario optimista. Decía Ortega y Gasset que para resolver lo que nos pasa lo primero es saber qué nos pasa. Pues bien, el Gobierno debería explicar con toda claridad, sin medias verdades, argucias dialécticas o trucos estadísticos, como están las cosas y hacia dónde van realmente porque, por simple que sea, decir ahora toda la verdad y nada más que la verdad contribuirá a dotar de credibilidad al equipo económico y las medidas que pueda adoptar, si es que hace algo y si es que esas medidas van en la línea correcta.

En este sentido, por tanto, el reconocimiento oficial de la realidad económica debería venir acompañado con decisiones acordes con la misma, empezando por los presupuestos. El Gobierno hizo unas previsiones de ingresos y gastos para este año que difícilmente van a cumplirse. Los ingresos serán bastante menores, en consonancia con el desplome del crecimiento económico y los gastos, por el contrario, se incrementarán a través de las partidas relacionadas con las prestaciones por desempleo, y eso sin contar con las promesas electorales de Zapatero. En consecuencia, lo primero que tendría que acompañar a las nuevas previsiones económicas es un recorte en el gasto público para evitar que la situación presupuestaria se deteriore gravemente. La cuestión es si Solbes se atreverá a proponer semejante cosa, teniendo en cuenta que todos los mensajes y propuestas de Zapatero para afrontar la crisis van en la dirección contraria.

Solbes, además, tendría que hablar de medidas para contener la inflación porque de la misma manera que debe revisar a la baja sus previsiones de crecimiento, debe hacerlo al alza con las correspondientes a la evolución de los precios. Esas medidas son del todo punto necesarias porque con una inflación galopante va a ser muy difícil que se pueda mantener en el tiempo la moderación salarial, pero, sobre todo, porque luego se disparará todavía más en cuanto la economía cambie de signo o el Ejecutivo aplique verdaderas medidas para estimular el crecimiento. Adaptar las previsiones económicas oficiales a la realidad está muy bien, pero de poco sirve si esa adecuación no viene acompañada con las medidas lógicas para la difícil situación que tiene que afrontar la economía española. ¿Se atreverá Solbes a tomarlas?

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