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ZP y los Pícaros

Si ZP fuera honesto, y leyese de verdad a Tintín, debería reconocer que su admirado héroe no es como él, sino su perfecto negativo. Tintín, señor Zapatero, es un neocon.

Es de buen cristiano perdonar. Y a Rodríguez Zapatero las buenas almas deberían poder llegar a perdonarle muchas cosas, por muy horribles y de dramáticas consecuencias hayan sido. Pero hay algo que es del todo imperdonable: que se mofe de todos nosotros declarando que Tintín es su héroe, tal y como ha hecho en su entrevista dominical a El Mundo. Además, con un rostro en la foto que combinaba perfectamente las sonrisas compulsivas de Jack Nicholson en El Resplandor y las cejas asesinas de Joseph Fritzl.

O ZP no sabe leer, o no ha seguido las aventuras de Tintín. O ambas cosas a la vez, que nada se puede descartar en este mundo post-todo hacia el que nos conduce y en el que lo importante, como apostilla en su ensalzadora entrevista, es el inicio. Lo que venga tiene menor relevancia.

Vayamos con la primera hipótesis: si ZP hubiera leído al universal reportero de Hergé, tendría que haberse dado cuenta de que no comparte ninguno de los valores que explícita o implícitamente cultivaba Tintín. Su autor, el padre de la llamada línea clara, buscó distinguir al milímetro el blanco y el negro no sólo en sus dibujos, sino en los argumentos, en las actitudes y en los comportamientos de sus personajes. En el mundo de Tintín había buenos y malos. Y el deber inexorable era combatir a los malos. Y esos malos, sin necesidad de ponernos exhaustivos, estaban a su vez muy claros: el totalitarismo marxista, el expansionismo chino, los enemigos de la libertad, el crimen organizado y las guerrillas revolucionarias, etc.

Para acabar con el imperio del mal, gráficamente encarnado por el malvado Rastapopoulos y los segundones Muller y Allan, Tintín nunca dudó en cruzar medio mundo y, sobre todo, recurrir a la fuerza, eso sí, limitada y proporcionada. Nosotros no vemos a ZP pistola en mano persiguiendo a los piratas del Playa de Bakio, sinceramente. Le vemos más bien en lo contrario.

Es posible que ZP sólo haya conocido una pequeñísima parte de la vida, obra y milagros de Tintín. Por ejemplo, la última aventura finalizada por su creador, Tintín y los Pícaros. Eso podría explicar sus devaneos con los indigenistas actuales en Iberoamérica y, sobre todo, parte de las cruzadas médicas de su primera legislatura, ya que elemento central de la trama es el invento del profesor Tornasol para acabar con los aficionados al whisky y otros alcoholes.

Aún peor, declarándose fan de Tintín, ZP desoye a todos sus intelectuales orgánicos que han denunciado desde siempre a su creador, Rémy/Hergé, al quien denunciaron por colaboracionista con los nazis, entre otras lindezas. Si ZP fuera honesto, y leyese de verdad a Tintín, debería reconocer que su admirado héroe no es como él, sino su perfecto negativo. Tintín, señor Zapatero, es un neocon. No se confunda. Y no quiera confundirnos más.

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