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Los términos del acuerdo

Frente a lo que muchos europeos creen, abandonar a Israel no nos librará de un problema sino que envalentonará a nuestros enemigos, porque tenemos enemigos. No sólo es un comportamiento inmoral, además es estúpido.

Sesenta años después los israelíes miran atrás y encuentran la hazaña de un pueblo que logró levantar un estado, que rechazó a ejércitos más numerosos, que ganó y perdió guerras, que sufre el diario chantaje del terrorismo… pero que ha sobrevivido y que se dispone, no sin dudas, a seguir adelante.

En el camino han quedado sueños y errores y de ellos se han extraído provechosas lecciones. De esos fracasos nació el consenso sobre las líneas maestras de la política exterior y de seguridad, que le dotan de una gran estabilidad sea cual sea la coalición de partidos que gobierne.

La ensoñación de un Gran Israel entre el Jordán y el Mar, que pareció hacerse realidad tras la Guerra de los Seis Días, ha sido finalmente superada. El estado judío necesita separarse de los palestinos, por lo que la creación de un estado palestino, o que estados árabes se hagan cargo de Gaza y Cisjordania, se ha convertido en una necesidad. Para lograrlo están dispuestos a negociar, si encuentran con quién, o a establecer la separación de forma unilateral.

La tensión entre dos visiones nacionales, la judía y la árabe, ha quedado superada por otra. Fatah es un problema, pero no supone una amenaza existencial para Israel. Por el contrario, el islamismo, el islam radical, representa hoy un peligro real para la supervivencia de Israel. Sus enemigos no sólo le niegan el derecho a existir, sino que además proclaman su disposición a borrarlo del mapa. Suníes y chiíes, Hamás y Hezbolá no han tenido mayor problema para actuar conjuntamente, compartir doctrinas y medios y hostigar a Israel desde sus fronteras norte y sur. Tras ellos se encuentra Irán, cuyo régimen islamista desarrolla un programa nuclear y perfecciona las capacidades de sus misiles para atacar el territorio israelí. Para el Parlamento, la Knesset, no hay duda: no pueden permitir que Irán tenga la capacidad de destruir su país, por lo que actuarán con carácter anticipatorio para evitarlo. Intentarán que sea Estados Unidos quien lleve a cabo la operación militar, pero si no lo consiguen serán ellos quienes bombardeen las instalaciones nucleares iraníes.

De la misma forma que Israel logró rehacer sus relaciones con Egipto y Jordania, antiguos enemigos, el futuro de las relaciones con Siria está abierto. Las contradicciones implícitas en la relación estratégica entre Irán y Siria, en concreto el problema libanés y la cuestión islamista, pueden forzar al régimen de Damasco a rectificar su posición y el Gobierno de Jerusalén está dispuesto a aprovecharlo. Cuanto mayor es la amenaza islamista mayor es también la necesidad de contar con vecinos moderados. Sin embargo, el futuro de los regímenes políticos jordano y egipcio es incierto. El islamismo continúa creciendo y su voluntad de forzar cambios radicales es pública y notoria. Éste es el problema más grave a medio plazo y también aquél sobre el que el margen de maniobra de las autoridades israelíes es más limitado. Un Israel rodeado por gobiernos islamistas que alimenten el terrorismo desde todas sus fronteras sería una pesadilla.

Israel ha logrado un alto nivel en investigación y desarrollo, cuenta con universidades punteras, a años luz de las españolas, y un tejido empresarial importante. Sin embargo, décadas de guerra han sangrado sus arcas y mermado su desarrollo social. Israel tiene futuro, es un estado con enormes capacidades, pero también con muy graves amenazas frente a sí, que difícilmente podrán sortear en soledad, a pesar del acuerdo existente sobre las coordenadas fundamentales de su política de seguridad. Israel es, sobre todo, una democracia en primera línea de fuego, el país que más directamente y desde hace más tiempo viene sufriendo el chantaje terrorista. Frente a lo que muchos europeos creen, abandonar a Israel no nos librará de un problema sino que envalentonará a nuestros enemigos, porque tenemos enemigos. No sólo es un comportamiento inmoral, además es estúpido.

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