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Maite Nolla

Si Federico fuera Margarita

¿Qué hubiera pasado si Federico fuera el director del boletín oficial del Tripartit y le hubieran condenado por decir que la FAES paga a Ciudadanos siendo mentira? Pues que se hubiera ahorrado la pena de banquillo y el peñazo del juicio.

¿Qué hubiera pasado si Federico fuera el director del boletín oficial del Tripartit y le hubieran condenado por decir que la FAES paga a Ciudadanos siendo mentira? Pues que se hubiera ahorrado la pena de banquillo y el peñazo del juicio. Se hubiera ahorrado, también, el mareo de estar todo el día subido a la noria, siempre dando vueltas. No hubiera abierto todos los telediarios y, así, hubiera podido seguir dando lecciones de democracia orgánica a todo el mundo, tapando agujeros, mejor dicho, hundimientos.

Lo malo es que no le hubiera tenido presente en sus oraciones –y en sus entrevistas– Su Paternidad, preocupado de que la Cope ahuyente a los feligreses, aunque otros, muy mal intencionados, piensen que lo que vacía los bancos de las iglesias catalanas es el nacionalismo. Un saludo a mossèn Gerard, que sé que lee Libertad Digital. Se hubiera ahorrado también el perdona pero aguanta del periódico local de aquí, que en esas tenemos que vernos. Iba a decir alguna cosa más, pero igual que ellos no quieren saber nada de mí, yo no les hago publicidad.

¿Y si Federico fuera Enric y le hubieran condenado por difamar a Alcaraz? Pues nada, tampoco. Podía haber seguido ocupando su plaza en 59 segundos. Ya se sabe, al matrimonio que miente unido, lo condenan por separado. ¿Y si Federico fuera Miguel Sebastián y en pleno debate hubiera mostrado la foto de una guapa imputada? Que hoy sería ministro. ¡Federico ministro!

Pero si Margarita, Enric o Miguel Sebastián fueran Federico, si hubiera dicho que el zinctanc de Caldera financia a la Chunta, siendo mentira y le hubieran condenado por ello, no habría saltos de agua en el Pirineo suficientes para dar electricidad a la noria, ni burros en Rute para moverla.

¿Y ahora qué? Terminado el juicio contra el locutor, como despectivamente se han referido a él todos los profesionales, la actualidad se ha centrado en el asunto de Ana Obregón; un caso que ha acabado salpicando, mejor dicho, encharcando, a una de las más altas magistraturas del Estado. Todavía no me he leído el auto del Tribunal Supremo en el que se da una nueva definición al término "consulta", pero yo –y mis compañeros de profesión seguro que estarán de acuerdo conmigo– por mirarme un expediente, llamar al cliente y darle una solución, cobro.

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