Menú
Pablo Molina

Pertrechados contra la crisis

El cambio climático, por otra parte, es una de las graves cuestiones que más preocupan a quienes están a punto de experimentar una "transferencia puntual" desde el mercado laboral a las listas del paro.

Ahora que parece que un poco de crisis sí que hay, tras varios meses de negar la evidencia, toca tranquilizar a la ciudadanía y, especialmente, a los votantes del PSOE procedentes de la clase trabajadora. Sepan los compañeros proletarios que Zapatero sabe cómo resolver este pequeño contratiempo. De hecho, todas sus decisiones políticas tras el pasado nueve de marzo están encaminadas a solventar con éxito los efectos del huracán que se cierne sobre la economía española, cuyo punto álgido Perico Solbes sitúa a mediados del año que viene.

De momento ha creado un Ministerio de Igualdad, receta infalible para salir de cualquier crisis económica recomendada por todos los economistas desde el padre Juan de Mariana. Al frente del ministerio ha colocado a una avezada gestora, que ya ha empezado a hacer honor a la confianza depositada en ella. Sus propuestas, desde incluir la entrada miembra en el diccionario de la lengua española en igualdad de condiciones con el término fistro hasta acabar con el drama de la mujer "inferiorizada" (sic) a través de la creación de bibliotecas sólo para chicas, tranquilizan mucho a los votantes del PSOE que acaban de quedarse sin curro por culpa de la "ligera desaceleración".

El cambio climático, por otra parte, es una de las graves cuestiones que más preocupan a quienes están a punto de experimentar una "transferencia puntual" desde el mercado laboral a las listas del paro. Y es que entre poder pagar cada mes la hipoteca del adosado o luchar contra la subida de 0’5 grados de la temperatura media terrestre dentro de cien años, el albañil prefiere, sin duda, que su Gobierno solucione esto último con carácter prioritario.

Porque todo se reduce a una cuestión de prioridades y en eso forzoso es reconocer que Zapatero está muy fino. La ciudadanía de otros países, infectada por el virus del consumismo neoliberal, exige a sus gobiernos que mantengan una economía saneada para crear más empleo y más bienestar. Los votantes socialistas españoles, en cambio, prefieren resolver otras cuestiones mucho más importantes a medio y largo plazo, como "crecer en derechos" (¿?), acabar con la preponderancia moral de la Iglesia Católica o llenar las cuentas bancarias de Al Gore adquiriendo su merchandising.

Se quedarán sin trabajo –de hecho muchos de ellos ya lo están–, pero por mal que vayan las cosas, Zapatero no les verá por las calles quemando contenedores al estilo argentino. La única manifestación prevista es la de la cabalgata del orgullo gay, que este año se anuncia grandiosa. Con eso y el subsidio del desempleo, el votante socialista tiene más que suficiente. Y en 2012 a votar de nuevo a ZP para que no gane la derecha franquista. Cuestión de prioridades.

En Libre Mercado

    0
    comentarios