Menú
GEES

Zapatero se lo pone difícil a Dezcallar

Entrar de nuevo en campaña electoral en Estados Unidos es una apuesta altamente arriesgada. Si no ganase Obama, Dezcallar tendría que intentar hacer olvidar el partidismo del actual Gobierno, absolutamente incapaz de entenderse con los republicanos.

Tras jugar con el nombre de Joaquín Almunia durante meses como futuro embajador español en Washington, ha sido finalmente el responsable del área internacional de Repsol, Jorge Dezcallar, el elegido por el dedo de Rodríguez Zapatero. Interpretaciones sobre su designación las ha habido para todos los gustos, aunque su perfil prometía una aproximación distinta a Estados Unidos desde Moncloa. Diplomático profesional (aunque en excedencia voluntaria), antiguo responsable de los servicios secretos españoles bajo Aznar, anterior embajador en Marruecos y responsable en Exteriores bajo Felipe González del norte de África, Dezcallar parece un nombre pensado para reconducir las relaciones diplomáticas con Washington.

Hasta es posible que el propio Jorge Dezcallar así lo pensara. Su labor sería la de pasar página a una etapa en que las relaciones políticas se han caracterizado por el desencuentro e intentar aprovechar tanto el adiós de Bush como el segundo mandato de Rodríguez Zapatero para normalizar las relaciones bilaterales.

Pero difícil se lo está poniendo ya, antes de tomar posesión, el propio presidente de Gobierno. Al día siguiente de anunciar al nuevo embajador, Rodríguez Zapatero declaraba en Madrid que "sin Bush, se abre una etapa más ética de las relaciones internacionales". Frase que, en Estados Unidos, país poco condescendiente con quienes critican a su presidente, ya ha sido interpretada por lo que no dice: que bajo Bush la política norteamericana ha sido inmoral. Acto seguido, en otra conferencia económica, el presidente socialista echa las culpas de los problemas económicos del mundo "a las políticas neoconservadoras de Bush".

Nadie duda de que el candidato de Rodríguez Zapatero es Obama, más por anti-Bush que por lo que realmente pueda dar de sí. Pero entrar de nuevo en campaña electoral en Estados Unidos es una apuesta altamente arriesgada. Si no ganase Obama, Dezcallar tendría que intentar hacer olvidar el partidismo del actual Gobierno español, absolutamente incapaz de entenderse con los republicanos. ¿Y todo por qué? Porque el presidente que le ha designado para ese puesto en la capital americana no puede aguantarse las ganas de criticar al actual inquilino de la Casa Blanca. Si Westendorp hablara, podría contar lo que nos ha costado a los españoles el atrevimiento de Rodríguez Zapatero. Veremos lo que podría llegar a contar Dezcallar en unos años.

En Internacional

    0
    comentarios