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Arturo Quirantes

Birulés, ministra marginal

Una de las cosas más sorprendentes cuando escribes regularmente para la prensa es que nunca sabes cómo tendrás mañana la carpeta de salida. Un día te preguntas de dónde te vendrá la inspiración para un artículo y zas, de repente te caen varios temas en tropel. Sin ir más lejos, estaba a punto de escribir una parrafada sobre los superordenadores cuando nuestra ministra favorita abre la boca. Y qué le vamos a hacer, hay que plegarse a los acontecimientos.

Doña Biru y su escudero Adsuara (¿pero no había largado el Supremo a este tipo?) ocupan lugares prominentes en mi ránking de ciberpersonalidades irritantes, solamente superadas –de momento– por Bill Gates y el jovenzuelo con barba de chivo del anuncio ADSL de Telefónica. El caso es que estaba tan tranquilo leyendo Libertad Digital cuando leo el siguiente titular: "Birulés considera que Internet es marginal sin la LSSI". Y yo pienso: Arturo, es que no puedes ser bueno. Y en eso estamos.

La ministra de Ciencia y Tecnología considera que la LSSI es necesaria para que la Red no sea marginal. Aparentemente, no considera que un colectivo de casi ocho millones de internautas sea digno de consideración. El director de cualquier cadena de televisión saltaría de contento con una audiencia de ocho millones. Pero, según parece, Internet es una especie de dimensión desconocida, una zona demoníaca donde las leyes naturales no se aplican. Ocho millones de lectores no los alcanzan los periódicos de este país ni sumándolos todos juntos, pero si esos lectores se dedican a leer páginas web se les considera gusanos indignos de atención. Gusanos marginales.

¿Y saben dónde ha hecho tan sesudas declaraciones nuestra ministra? Pues en una especie de jornadas sobre la Sociedad de la Información organizadas por el PP. Digo "una especie de" porque pretendía convertirse en un debate sobre la LSSI. Pero considerando que era una reunión a puerta cerrada, donde solamente las organizaciones pro-LSSI han sido invitadas a participar, ya me dirán ustedes. Yo todavía estoy esperando la invitación. Por no hablar del equipo de Kriptópolis, de Makypress, Mienten.com, la Plataforma Internauta, periodistas no afines, gente de la lista lssi@elistas.net... y perdónenme que no siga, pero esta columna no da para mucho.

Por supuesto, nunca he creído que la ministra fuese totalmente boba. Su proceder es de una lógica política aplastante. Se monta una reunión a medida a mayor gloria del convocante ("el MCYT, una referencia de vanguardia en Europa", según Javier Arenas), se recolectan los aplausos y se da imagen de dialogante y transparente. Si hay suerte y esa tarde no hay muchas noticias de relleno, lo mismo hasta le dan un hueco en el telediario, entre el anuncio sobre el nuevo gen de los ratones y las noticias del fútbol.

Como ella misma dice, la elaboración de la LSSI es una muestra del diálogo con la sociedad. Se referirá a la sociedad de consumo, porque lo que es la otra no la veo en esta empanada que llaman diálogo. O tal vez se referirá a la Sociedad Anónima. Mucho me temo que, en efecto, sea un reflejo de lo que este gobierno considera que ha de ser un diálogo, sin acordarse al parecer de que el prefijo dia significa dos.

Entre nosotros, opino que Birulés ha hecho méritos para que le saquen su propio guiñol. Podría hacerle la competencia perfectamente a Villalobos, que ahora parece estar de capa caída. Total, ya han metido la gamba sus compañeros de Agricultura, Sanidad, Defensa, Economía y suma y sigue. A lo mejor la que se siente marginal es ella. ¿Qué es eso de que Caldera tiene su propio guiñol y la ministra de Internet no? Lo que la ministra necesita es precisamente un marchamo guiñoliano. Arenas triunfó como el "ministro campeón" y mi presidente autonómico se hizo popular exigiendo sus "minolles". Ya es hora de dejar paso a la ministra marginal.


Arturo Quirantes edita la página Taller de Criptografía.

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