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El sorprendente cambio de Jorge Lorenzo

La publicación Vanity Fair nos presenta este mes la cara menos conocida del campeón del mundo de MotoGP.

La publicación Vanity Fair nos presenta este mes la cara menos conocida del campeón del mundo de MotoGP.
Jorge Lorenzo | Efe

Jorge Lorenzo protagoniza la portada del mes de diciembre de la edición patria la revista, y en ella el reciente campeón abre las puertas de su casa en la costa barcelonesa -una magnífica construcción blanca de tres plantas cuyas paredes son inmensas superficies de cristal, dotada de lo último en domótica y un iPod en todas las habitaciones-... y también de su corazón.

En la entrevista conocemos mejor al hombre que cuenta con un peluquero especialista en neurolingüística y una casa oculta en la montaña, que comparte con Ricky Cardús y Rubén Vinagre. El primero es sobrino del subcampeón de 250cc Carles Cardús y compite en Moto2. Por primera vez y para nuestra sorpresa la inesperada madurez de Jorge Lorenzo.

El deportista mallorquín dice haber dejado atrás a ese chiquillo "impetuoso, petulante e incluso muchas veces bocazas por el que mucha gente aún lo conoce". "Siempre he tenido mucha concentración y soy muy competitivo -contesta-. No me gusta nada perder. Ni de niño me gustaba. Sin embargo, cuando vas madurando te tomas de diferente manera las derrotas", o al menos eso es lo que asegura en la entrevista que acompaña a un fantástico reportaje fotográfico.

"Uno comprende que no siempre se puede ganar y lo acepta pensando en que llegará una nueva victoria. También he aprendido a tener paciencia," afirma Lorenzo, quien no obstante reconoce problemas con sus padres. "Casi todos los adolescentes tienen problemas con sus padres. Hemos pasado momentos críticos, sobre todo cuando me tuve que separar de él para seguir a mi representante, pero sé que un padre siempre quiere lo mejor para su hijo, aunque a veces se equivoque. Por eso siempre vuelvo a él".

Lo mismo ocurre con su vida íntima, con la que ha sido muy reservado. Reconoce haber tenido "malas experiencias" que no han sido nada grave, pero le han hecho ser más precavido. Se refiere a las modelos Noemí Perea y la checa Francesca Lukasik, que posaron desnudas hablando del piloto. La única que Lorenzo considera su pareja ha sido Eva Perelló, también mallorquina y con la que estuvo un año y medio aquí, en España. Le costó dos años seducirla y la relación "se terminó porque cada uno siguió su rumbo. Él es piloto y yo cocinera. Pero nos seguiremos queriendo siempre", señaló Eva.

Dice Jorge Lorenzo que no se arrepiente de su carácter impetuoso, y que trataba de vencer su timidez y demostrar fortaleza "hablando demasiado". "No me arrepiento de lo que he hecho pero trato de aprender de mis errores. Comprendo que no hace falta demostrar nada a nadie". Ahora, el motorista dice que ha aprendido y está "en paz".

El pasado, pasado está: "Es una etapa que cerré y en la que lo pasé mal. Efectivamente, hubo personas que quisieron aprovecharse. Afortunadamente, estas cosas te hacen aprender y creo que ahora he sabido rodearme de un buen equipo", dice a Vanity Fair.

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