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A 50 años de casi morir

El espeluznante relato de la cogida de Jaime Ostos

La Gaceta dedica su portada del miércoles al extorero Jaime Ostos cuando se cumplen 50 años de la cogida en Tarazona que casi le mata.

La Gaceta dedica su portada del miércoles al extorero Jaime Ostos cuando se cumplen 50 años de la cogida en Tarazona que casi le mata.
La portada de La Gaceta

Tras dos varas y dos pares de banderillas, el 17 de julio de 1963 una cornada hizo a Jaime Ostos rozar la muerte de una manera que hasta los médicos dieron por segura. "La pérdida de sangre te relaja muchísimo. Ves unos colores y unas cosas que no los he encontrado en la naturaleza", dice Ostos, protagonista absoluto de la portada de La Gaceta, donde enseña sus cicatrices. "Ninguno de los médicos quiso mancharse las manos de sangre y prefirieron redactar el acta de defuncion porque no querían que se les atribuyese mi muerte", relata.

Pero entonces entró en escena Ángel Peralta, que no aceptó el velatorio anticipado e irrumpió en la enfermería pidiendo donantes de su grupo. Se formó una fila de 300 personas a las puertas de la enfermería.

El torero se extiende en las sensaciones: "El cuerpo no admite que te vayas y te quiere retrotraer. Yo no he tenido tanta paz como haciendo ese trayecto de ida y vuelta. Es increíble, eres feliz, todo te parece bien, ves colores impresionantes, te sientes arropado por una nueve de colores".

Tal y como publica La Gaceta, tardó en reaparecer en los ruedos, un año y medio. "Cuando volví a ponerme delante de un toro fue la tarde más amarga de mi vida". Fue en Nimes y en ella, la comisión de Fiestas desechó los seis toros seleccionados por otros con mayor cornamenta. Uno de los toreros, Antonio Ordóñez, se retiró. "Entonces yo me encontré en una encrucijada porque toda la afición estaba pendiente de mí tras año y medio sin torear". Y así lo hizo.

Hoy todavía corre diez o doce kilómetros para favorecer la circulación. "Todos los días desayuno mis cuatro pastillas... y p'alante". Cuenta también que recibió muchas llamadas importantes, pero no de Franco, que había acudido muchas tardes a verle torear.

Eso le sirve a Jaime Ostos para hablar de política: "Me da igual que uno de derechas no dé un soplido -que lo hace por tacaño- a que lo haga uno de izquierdas que además lo hace por odio y por envidia". Reconoce no pertenecer a ningún partido.

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