La tormenta mediática no arrecia en torno a Rocío Flores, ahora enredada con la ruptura de su padre, Antonio David, con Marta Riesco, poco tiempo después de abandonar su domicilio familiar.
Pero la hija de Rocío Carrasco se sometió hace unos días, precisamente junto a Olga Moreno, esposa de Antonio David. Y ha estado enredada, y ocupada, recuperándose de una operación un tanto dolorosa: una liposucción que ha disminuido notablemente la cintura de Rocío Flores.
Sin haber superado todavía el postoperatorio, el cambio es evidente, incluso radical. Rocío, que ya se había sometido a algunos ligeros cambios quirúrgicos, luce ahora mucho más estilizada.
La lipoescultura ha afinado su figura y tensado su piel después de haber perdido bastantes kilos en los últimos tiempos, un proceso que se inició ya durante su participación -ya lejana- en Supervivientes.
Rocío, que ya ha manifestado no arrepentirse en absoluto de una operación muy deseada, eligió el quirófano de la Clínica Bruselas de Madrid para "un remodelado a través de la extracción de grasa en partes localizadas", según explica la propia clínica, mediante el procedimiento del bodytite.
El regreso de Rocío a los medios se producirá de manera escalonada, y no porque no se la reclame desde los distintos programas televisivos debido a la tempestuosa situación familia. Hoy mismo se ha sabido que su madre, con quien sigue sin tener relación, regresará finalmente a las pantallas de Telecinco con nuevos episodios de su polémico docudrama.