
No creemos haya existido, ni antes ni siquiera ahora, una mujer que se haya casado y divorciado más veces que la estrella del cine Zsa Zsa Gabor: nueve en total. Sólo Elizabeth Taylor le disputó ese dudoso honor, una vez menos. Seguidas por la cantante catalana Gloria Lasso. Ahora, Zsa Gabor hubiera cumplido, supuestamente claro, ciento cinco años. Aunque llegó a los noventa y nueve, poco antes de haber podido ser centenaria. Tuvo una vida apasionante en lo que respecta a sus múltiples amoríos.
Zsa Zsa Gabor nació en Budapest el 6 de febrero de 1917. Fue elegida por su extraordinaria belleza Miss Hungría en 1936. Jovencita actuó en los teatros de Viena como corista. Tuvo dos hermanas, Eva y Magda. Las tres, aleccionadas por una madre autoritaria para ser artistas. El padre era militar y la madre ejerció como mánager artística y también joyera. Con el horror de la II Guerra Mundial, las hermanas Gabor huyeron de los nazis, estableciéndose en los Estados Unidos. Allí harían carrera en el teatro y el cine.
No puede decirse que las treinta películas en que intervino Zsa Zsa Gabor le reportaran la atención de los críticos. Su reputación artística era muy escasa y no la tomaron nunca en serio. No obstante tomó parte en algunos filmes de indudable calidad, caso de Moulín Rouge, de 1953, dirigida por John Huston, que la designó como Jane Avril, cantante y musa del gran pintor y amargado personaje Toulouse-Lautrec. Otras cintas destacadas donde Zsa Zsa tuvo papeles no muy relevantes, fueron: Lilí, con Leslie Caron y Sed de mal, al lado de Orson Welles. Anecdóticamente, la Gabor rodó en la primera mitad de la década de los 50 una coproducción franco-española, Sangre y luces, donde aparecían Manolo Zarzo y José Guardiola (el actor, no el cantante), que compitió, por cierto, en el Festival de Cannes.
La notoriedad de Zsa Zsa Gabor no le vino por sus películas, sino por su escandalosa vida. Antes de ir detallando quiénes fueron sus nueve maridos, les contamos que tuvo infinidad de amantes, bastante conocidos algunos, como el político turco Ataturk, y no digamos el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo (suegro de nuestra buena amiga Lita, la exnovia despechada de Jaime Ostos); también un yerno de aquél, Porfirio Rubirosa, encantador play-boy.
El primero de sus esposos fue el ministro turco Burhan Asaf Belge, con quien estuvo casada entre 1937 y 1941. Le sucedió el multimillonario hotelero Conrad Hilton, todopoderoso dueño de una cadena multinacional, durante los años 1942 y 1947, que es cuando murió éste. Fueron padres de una niña, Francesca. No tenía muy claro el señor Hilton haber sido el progenitor de la pequeña, conocedor de las aventuras de su mujer, así es que, como revancha, a Francesca sólo le dejó en su testamento cien mil dólares, aunque Zsa Zsa sí que recibió una cuantiosa herencia. Francesca tendría una vida desgraciada, pues falleció en la indigencia el 6 de enero de 2015. La Gabor, dicho sea de paso, era tía abuela de la asimismo muy llamativa París Hilton.
Y llegamos al tercero de sus maridos, un gran actor británico, de origen ruso, Georges Sanders; lo fue entre 1949 y 1954. Resultó curioso que, al divorciarse, Georges corriera a los brazos de su cuñada, Magda Gabor. Tuve un brevísimo encuentro con él una tarde en la que me desplacé hasta el Albert Hall londinense en taxi y nada más bajarme del vehículo el actor se introdujo en él. Pude cruzar una frase con Georges, quien pasaba temporadas en la Costa Brava, donde tenía un apartamento, en el que se suicidó, en Sitges.
Quienes hacen los números cuarto y quinto de los esposos de Zsa Zsa Gabor, en el periodo comprendido entre 1962 y 1967 fueron Herbert Hutner y Joshua S. Cosden, nombres que nada nos dicen, aunque los suponemos millonarios, pues la estrella húngara no daba puntada sin hilo. El sexto fue Jack Ryan, diseñador de la famosa muñeca Barbie, pareja que sólo duró un año, 1975-76. Michael O´Hara le sucedió desde 1976 y 1983. Después, ocurriría algo pintoresco, y es que Zsa Zsa se casó en un barco con el actor y abogado mexicano Felipe de Alba, en 1983. Boda que les duró un solo día y fue declarara nula, pues el anterior matrimonio con O´Hara se descubrió que al divorciarse existieron ciertas irregularidades. Con lo que llegamos al noveno y último enlace de la "glamourosa" estrella con un príncipe austríaco, Fredérick Prinz von Anhalt, de dudoso título nobiliario. Ya se sabe que en Centroeuropa se concedían principados sin que hubiera legitimidad histórica como en otras Cortes europeas, comenzando por el Reino Unido y España. Prinz, con veintiséis años menos que Zsa Zsa, la hizo feliz: el hombre que más tiempo estuvo a su lado, desde 1986 hasta que ella murió en 2016.
Zsa Zsa Gabor no se adaptó nunca a vivir en el anonimato, después de su buena época en Hollywood. Y como su nombre seguía sonando a causa de sus continuos romances no es nada raro que la convocaran como estrella invitada en varias series de televisión: Vacaciones en el mar, El Príncipe de Bel Air… Más que por dinero también lo hacía para sentirse protagonista. Gozaba de un gran sentido del humor, al punto de parodiarse ella misma en algunos trabajos cinematográficos y televisivos. Fueron muy celebradas algunas frases que pronunció en las múltiples entrevistas de que fue objeto. Hemos espigados unas cuantas: "Merezco atención no por mi talento sino por lo que soy". "Quiero un hombre que sea amable y comprensivo. ¿Es eso demasiado pedirle a un millonario?". "Divorciarse solo porque no amas a un hombre es casi tan tonto como casarse porque lo haces". "Siempre me casé con hombres que no me convenían. Una enfermedad. Cuanto peor me decían que eran, más me atraían". "Ser macho no prueba mucho". "Nunca odié lo suficiente a un hombre como para devolverle los diamantes que me regalaba". "Debo ser buena ama de casa porque cuando me divorcio… me quedo con la casa". "Creo en la familia numerosa. Toda mujer debería tener como mínimo tres maridos". "Cuando conozco a una mujer no me fijo en sus vestidos ni en su cara, sino en su marido".
Tal ingenio corría paralelo a un fuerte carácter. Un día de 1989 iba en su automóvil y un policía de Beverly Hills la detuvo por una infracción de tráfico. Reaccionó proporcionándole al agente una sonora bofetada. Inmediatamente fue detenida, trasladada a una comisaría donde pasó varias horas en la cárcel. Noticia que por supuesto se dio a conocer dentro y fuera de los Estados Unidos.
A Zsa Zsa Gabor la conocí de manera casual en el camerino de José Luís Rodríguez el Puma, una tarde en la que el cantante venezolano actuaba en Los Ángeles. La estrella acudió a saludarlo y José Luís me la presentó. Ella, cortésmente, me sonrió. No hubo ocasión de preguntarle nada pero me fascinó su presencia, no representaba la edad que tenía en aquellos años 80. Eso sí: iba maquilladísima. Más pintada que una puerta.
Aunque su vitalidad era conocida, no menos cierto es que padeció distintos quebrantos en su salud. Tras divorciarse de Conrad Hilton, manteniendo una cuenta bancaria de 247.000 dólares, pasó por un periodo depresivo, lo que la llevó a un centro psiquiátrico, West Hills, donde permaneció siete semanas internada, recibiendo electrochoques convulsivos. Pasó por un periodo en el que la diagnosticaron de sufrir trastornos de bipolaridad. Tomaba veinte tazas de café diarias, lo que no ayudaba para controlar su estado de ansiedad.
En 2002 estuvo una temporada en silla de ruedas tras un accidente de coche. En 2005 le sobrevino un derrame cerebral. En 2010 se cayó en su casa, rompiéndose la cadera. Y al año siguiente le amputaron la pierna derecha por encima de la rodilla, a causa de la gangrena. Fue de mal en peor. Ya todo eso significó el declive de su vida. Sus hermanas le antecedieron a la hora de la muerte, Eva en 1995 y Magda dos años después. Zsa Zsa, que en realidad se llamaba Sári, falleció de ataque cardíaco tras sufrir complicaciones cardiorrespiratorias el 18 de diciembre de 2016, en su vivienda de Bel Air, Los Ángeles. Dejó dicho que la enterraran en Hungría, y su viudo, el príncipe Fredérick Prinz von Anhalt, cumplió con ese deseo.

