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Carmen Elías y el túnel del Alzheimer que le impide seguir siendo actriz

Elías mostró los primeros síntomas en 2019, cuando percibió que le fallaba la memoria rodando con Carlos Vermut.

Elías mostró los primeros síntomas en 2019, cuando percibió que le fallaba la memoria rodando con Carlos Vermut.
Carmen Elías. | Gtres

Seguro que muchos la recuerdan por su paso en series tan populares del pasado como Turno de oficio, Anillos de oro o la película Camino, que le deparó en 2008 un Goya. Un angustioso túnel le espera a Carmen Elías desde que le diagnosticaron el mal de Alzheimer. Con setenta y un años se enfrenta a un mal incurable.

Lo anuncjó ella misma el pasado 19 de marzo en el transcurso del homenaje que le tributaron sus compañeros en el Film Fest de Barcelona. Cuando rodaba en 2019 la cinta Quién te cantará, de Carlos Vermut, percibió que le fallaba la memoria, que los textos que siempre se aprendía, ahora no podía retenerlos. Como una nube que atravesara imaginariamente por su cerebro, impidiéndole recordar lo que creía aprendido. Para cualquier persona, el alzheimer es fatal; una actor que lo padezca ha de admitir que es el principio del fin e inmediatamente afronta que ha de abandonar su querida profesión. Se daba la circunstancia en aquel rodaje que su oponente femenina, Najwa Nimri, interpretaba el papel de un cantante amnésica.

Carmen Elías nació en Barcelona, en el barrio obrero de Clot. Su afición al teatro se manifestó en ella tempranamente. Tanto es así que pisó por vez primera un escenario a los catorce años de edad. Desde entonces, su actividad artística fue intensa y variada. Establecida unas temporadas en Madrid alternó la televisión con el cine, sin abandonar desde luego el arte teatral. En Camino, la cinta de Javier Fesser ya mencionada, realizó su interpretación cinematográfica más importante, donde dio rienda a su talento dramático, si bien antes ya había demostrado asimismo su capacidad para la comedia. También prestó en varias ocasiones su bonita voz en los doblajes de películas de Sigourney Weaver, Demi Moore y Daryl Hannah.

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Carmen Elías | Gtres

Muy guapa, elegante, afable, no tuvo inconveniente en acudir a la redacción donde yo trabajaba para que la entrevistase, en vez de hacerlo en una cafetería o en un hotel, lo más usual para un periodista. No era habitual que apareciera en las publicaciones del corazón. Por eso sus relaciones sentimentales las guardaba para sí. La única que mantuvo más conocida fue con el actor y guionista catalán Joan Potau, fallecido en 2015. Ahora, a raíz de su enfermedad, ha circulado que ha podido casarse en secreto. Pero esa posibilidad no hemos podido verificarla y lo dejamos ahí, con muchas reservas.

Citar la palabra alzheimer es ponerse a temblar. Según la Fundación que lleva el nombre de esta fatídica enfermedad, el pronóstico de vida para quien es víctima de esta enfermedad oscila entre diez y doce años. Se recuerda el caso de Adolfo Suárez quien la padeció, de la que públicamente fue conocida cuando, por televisión, leía unos folios para favorecer la candidatura de su hijo a la Presidencia de Castilla-La Mancha y, en un momento dado repitió varias frases, traspapeló los folios que sostenía ante un atril y tuvo que abandonar, sin dejar de sonreír, aquel acto. Vivió todavía unos años hasta su definitivo adiós. Sin acordarse de que él fue pieza importante de la Transición, con sus luces y sus sombras.

Carmen Elías frecuenta la Fundación Pascual Maragall, en Barcelona, que se ocupa de estos enfermos, y lleva el nombre de quien fue alcalde de la Ciudad Condal y Presidente de la Generalidad, que dejó la política precisamente por padecer alzheimer. Quiere la actriz que se conozca e investigue todavía más de lo que sucede acerca de este mal, razón que le impulsó a rodar un documental con su amiga Claudia Prieto, en la realización. Dejará allí, quizás, sus últimas imágenes, su voz, después de que rodara la película Las consecuencias, que cierra su interesante filmografía.

"El mejor regalo que tengo – ha dicho – es sentirme acompañada por los míos, mi familia que no me abandona". Digna, emotiva consideración de quien poco a poco irá notando en su mente las sombras de un ayer que no recordará y un presente que será una especie de inmisericordioso limbo.

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