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Engelbert Humperdinck perdió a su mujer por covid, pero él se salvó

El estilo musical de Engelbert Humperdinck respondía a la moda que en los años 40 y 50 impusieron en EEUU Bing Crosby y Frank Sinatra.

El estilo musical de Engelbert Humperdinck respondía a la moda que en los años 40 y 50 impusieron  en EEUU Bing Crosby y Frank Sinatra.
Engelbert Humperdinck | Contacto Photo

Esta historia que les cuento tiene tintes dramáticos acerca de uno de los cantantes más populares de los años 60 y 70, Engelbert Humperdinck, quien a sus 85 años sigue en activo. En febrero de 2021 murió su esposa a causa del covid, probablemente porque era paciente de riesgo al estar afectada por un principio de Alzheimer. Engelbert también se contagió, pero superó el coronavirus. Llevaban cincuenta y seis años casados, padres de cuatro hijos. Puede suponerse el mazazo que constituyó para él, que nunca fue un libertino, sino siempre profundamente enamorado de ella desde que se conocieron.

Hay una historia romántica entre ambos, relacionada por cierto con una de las canciones más divulgadas de Engelbert Humperdinck, "El último vals". Me la refirió él mismo cuando lo entrevisté por tercera vez, la última en el hotel Victoria, de Palma de Mallorca: "Me encontraba en un baile del pueblo en el que vivía, el mismo de la que un día sería mi esposa. La saqué a bailar; era la última pieza de la noche. Entonces me enamoré de Patricia. A la que dediqué después aquella melodía. Pero cuando nos casamos yo aún no era conocido". Ella se llamaba Patricia Healey y con el tiempo fue una notable actriz británica. La boda con Engelbert se celebró en 1964. Los hijos que tuvieron eran: Louise, Jason, Bradley y Scott. Una familia unida.

Engelbert Humperdinck era un hombre guapo, alto, medía un metro y ochenta y seis centímetros y había nacido en Madrás, cuando la India era colonia inglesa. Su padre era ingeniero del ejército británico, que cumplía servicios en el país de Ghandi, en tanto la madre había sido cantante de ópera y fue quien enseñó a Engelbert a tocar el violín. Cuando éste era aún muy niño sus progenitores volvieron a Inglaterra, donde Engelbert se interesó por la música y se familiarizó también con el saxofón. Antes de que pudiera vivir de sus actuaciones hubo de trabajar en oficios ocasionales. Fue albañil, repartidor de periódicos, empleado en una casa de limpiezas. Le atrajo pronto el mundo del espectáculo y en Londres actuaba en garitos anunciado con su verdadero nombre, Arnold George Dorsey imitando a su cómico favorito, Jerry Lewis. Hubo de superar una inoportuna tuberculosis. Ya cuando se convirtió en un profesional con aspiraciones de llegar al estrellato, su representante le hizo comprender que ese apelativo, aun despojándose del primer nombre compuesto, era inadecuado y buscaron otro, el definitivo, Engelbert Humperdinck: el mismo de un compositor alemán del siglo XIX, responsable de varias óperas, una de ellas la conocida "Hansel y Gretel".

Las primeras grabaciones del nuevo Engelbert Humperdinck están fechadas en 1959. Fueron múltiples, hasta la actualidad. Si les citamos las más celebradas lo hacemos en la confianza de que quienes nos leen las recordarán en su mayoría, si han cumplido ya más de medio siglo. A saber: "Release me" (Déjame amar de nuevo), que estrenó en 1966. Dos años más tarde, "Cuando me enamoro". Que llegaron a las listas de éxitos ingleses y de otras europeas, incluyendo las de España: "El último vals", "Las bicicletas de Belsize", "Spanish eyes"… En total ha vendido alrededor de ciento cuarenta millones de copias. El estilo musical de Engelbert Humperdinck respondía a la moda que en los años 40 y 50 impusieron en los Estados Unidos Bing Crosby y su mejor discípulo, Frank Sinatra, a la sazón "crooners" de grandes orquestas, como las de Tommy Dorsey y Harry James o Glenn Miller. A comienzos de los 60 aún eran muy respetados vocalistas otros más, caso de Tonny Bennett, o Paul Anka, que se acercaba al pop. Mediada esa década es cuando John Rowles y sobre todo Tom Jones fueron batiendo récords de ventas de sus grabaciones. Rival de este último resultó ser Engelbert Humperdinck en el Reino Unido, más guapo que él y con una voz si no tan potente y agresiva, desde luego muy modulada, más romántica, más dulce en las baladas que interpretaba. Y todos ellos desde luego que triunfaron en Europa.

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El periodista Manuel Román y Engelbert Humperdinck | Archivo

Ya he dicho que con Engelbert tuve tres encuentros periodísticos. Hubo "feeling" entre ambos pues me permitió entrevistarlo a solas en el aeropuerto de Barajas, en su primera visita a España, luego en su hotel y finalmente en la capital de Baleares en circunstancias muy especiales. Al llamarlo a su habitación por la mañana me citó a media tarde. Puntual, bajó al vestíbulo con su bellísima esposa. Nos permitió fotografiarla. "Es la primera vez que accedemos a ello los dos juntos", me confió. Añadiéndome que había tenido un percance al mediodía cuando se duchaba, resbaló en el baño y se rompió un diente. Pero no quiso faltar a la cita conmigo. Lo único, por lo que se excusó, es que en las fotos que les hicimos él no se sonreía. Todo un caballero, de exquisito trato. Ahora que me he enterado de la tragedia de su mujer, lo he lamentado recordando aquella tarde mallorquina.

Engelbert se recuperó poco a poco y estos días ha iniciado una gira por toda Europa, aunque lamentablemente no podamos tenerlo en España. Este 2 de mayo cumple ochenta y seis años. Sus mejores canciones por supuesto que pueden encontrarlas en Youtube. Maravillosas. Se las recomiendo, en particular a los más románticos.

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