
Manuel Díaz "El Cordobés" ha vivido en las últimas semanas al menos dos acontecimientos que han alegrado su intensa vida sentimental y taurina. Por un lado cumplió cincuenta y cuatro años el pasado 30 de junio. No nació, por cierto, en la capital de la Mezquita como podría suponerse por su apodo, sino en una clínica madrileña. Y lo celebró ese día tan señalado con sus cuatro hijos. Por otro lado hay fuentes, como Semana, que aseguran que se ha reunido en secreto con su padre biológico, Manuel Benítez "El Cordobés". En cualquier caso, Manuel Díaz continúa siendo noticia, tanto por su retorno a los ruedos, como por su presencia habitual en la televisión, gracias a un programa culinario. Asimismo por un peculiar negocio que le ha creado muchas expectativas empresariales para el futuro, cuando se retire definitivamente de los toros.
Acerca de su fiesta de cumpleaños han circulado imágenes del diestro bailando animadamente con sus hijas, Alba y Triana. Sabido es que Alba, veinteañera, nació en el primer matrimonio de Manuel Díaz con Vicky Martínez Berrocal, celebrado en 1997. Cuando su unión se fue al garete, ambos continuaron siendo amigos, sobre todo para cuidar de Alba, hoy convertida en una guapísima modelo. Le preparó una sorpresa en ese aniversario paterno: una fotografía suya dedicada en la que escribió: "Te amo con locura". Triana y Manuel son los dos hijos de su segundo matrimonio con la venezolana Virginia Tronconis. Manuel, que cumple dieciocho años, acaba de graduarse y quiere estudiar Arquitectura. Triana tiene tres años menos y todavía, como es natural, no se ha pronunciado por su futuro. En el hogar sevillano de Manuel y Virginia no hay fricciones por ningún lado; Virginia, encantadora mujer, se lleva a las mil maravillas con Vicky Martín Berrocal. Ésta, hace más de un año que luce un físico espectacular, tras perder veintidós kilos. Su convivencia con un empresario portugués no ha llegado a buen puerto y se separaron, tras una etapa en la que ella viajaba al país vecino para estar con su enamorado. Ahora, ella se ha destapado como una atractiva presentadora en el programa de Canal Sur, El show de Bertín, que también se emite, en diferido, en Telemadrid. Se da la circunstancia que en esta última cadena, Manuel Díaz "El Cordobés" también está presente, metido entre fogones, en el espacio "Hasta la cocina", después de su anterior paso en 2016 en Masterchef Celebrity.
No todo es de color rosa para el torero, pues estuvo largo tiempo ausente de los ruedos, entre la pandemia y sobre todo por una grave lesión. Tras someterse a una intervención quirúrgica en la que le colocaron dos prótesis en la cadera, Manuel Díaz "El Cordobés" pudo cumplir su ilusión de reaparecer con traje de luces el pasado mes de abril. Sigue haciendo el paseíllo en algunas plazas, aunque ya con menos contratos, tal vez por decisión propia para no forzar su estado físico. Cuando estaba "en el dique seco", sin poder torear, invirtió cierto capital en una empresa de energías renovables, lo que le supuso sentarse en un despacho y seguir de cerca ese prometedor negocio. El futuro en esa parcela le asegura un porvenir brillante cuando decida formalmente decir definitivamente adiós a los toros. Manuel ha dicho: "Quiero que sean mis hijos los que me corten la coleta de torero". Para quiénes ignoren ese tramite, desde que los diestros dejaron de dejarse crecer el pelo en la nuca, llevan prendida con la castañeta lo que llaman coleta. Y si optan por retirarse, dejan lógicamente de usarla.
Sólo le queda un deseo incumplido: abrazar a su padre biológico. Recordamos que en sentencia fechada en 2016 la Audiencia Provincial de Córdoba dictó sentencia favorable a Manuel Díaz, por la que se establecía que Manuel Benítez es su progenitor. El mote de "El Cordobés" lo han usado ambos, aunque cuando Díaz también lo utilizó para anunciarse así en los carteles, Benítez puso el grito en el cielo, pero resulta que por no haber renovado legalmente ese apodo un juez consideró que Díaz tenía todo el derecho a llevarlo.
Cuando Manuel Benítez estaba casado con Martina Fraysser, se oponía a reconocer a Manuel Díaz como su hijo. Ya divorciado de ésta y con nueva compañera, parece habérselo pensado mejor. Y haya o no existido un encuentro secreto en la finca que aquél tiene en su pueblo natal, Palma del Río, Manuel Díaz está convencido de que ambos se darán un abrazo que selle el distanciamiento que existe entre ambos. Díaz lleva desde que tiene uso de razón queriendo ser reconocido de verdad, al margen de la decisión judicial ya otorgada, por su padre biológico, para que sus hijos abracen asimismo a su abuelo y Benítez los conozca y reconozca como tal.


