Un servicio religioso en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, la residencia donde más tiempo pasaba Isabel II, despidió este lunes a la que ha sido la soberana británica durante más de siete décadas. En la Abadía de Westminster, templo de monarcas británicos, la Reina recibió un funeral marcado por la presencia de hasta 2000 invitados, 500 de ellos jefes de Estado: presidentes, reyes, príncipes, primeros ministros, embajadores e invitados especiales de todo el mundo.
Ha sido una larga y profunda despedida que ha dejado imágenes para la historia y anécdotas que nadie esperaba. La primera, la que afecta a la Casa Real española: los reyes Felipe y Letizia junto a los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, los cuatro sentados en la segunda fila lateral en frente del féretro y rodeados de otros miembros de monarquías europeas. El protocolo británico fue quien tomó la decisión de sentarlos juntos a pesar de los esfuerzos de separar la figura de Felipe VI de la de su padre, pendiente de la demanda en curso por presunto acoso interpuesta por su antigua amante Corinna Zu Sayn-Wittgengstein, que reside en Londres.
Pero en la misma foto no pasa desapercibida la presencia de Marie Chantal de Grecia, tan solo dos filas detrás de los monarcas españoles. La relación entre la princesa griega y la reina Letizia ha estado marcada durante años por los desplantes públicos de la primera. El último se produjo en 2018, cuando criticó públicamente Letizia por el incidente del manotazo de la princesa Leonor a su abuela doña Sofía en la catedral de Mallorca. "Ninguna abuela merece ese tipo de trato. Guau, ha mostrado su verdadera cara", escribió en Twitter.
La última vez que coincidieron fue en marzo de este mismo año, también en Londres, con motivo de la ceremonia religiosa en homenaje a Felipe de Edimburgo, fallecido en abril de 2021. Las cámaras no captaron ninguna interacción entre ambas y solo se las vio a la vez a su llegada a Westminster. La imagen de aquel día y la de este lunes es idéntica: Marie Chantal acompañada de su marido, Pablo de Grecia, primo de Felipe VI, con gesto serio y sin ninguna mirada entre amabas.
La reaparición de Sarah Ferguson
El divorcio del príncipe Andrés y Sarah Ferguson fue un auténtico escándalo en la sociedad inglesa de los años 90. Los que fueran duques de York se separaron después de años de insatisfacción en su matrimonio y se divorciaron oficialmente en 1996, convirtiéndose Fergie en todo un filón para la prensa rosa. A día de hoy mantienen una relación cordial.
Este lunes ha estado presente en el funeral acompañando a sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, y siguiendo el protocolo, ha acudido de riguroso luto con un traje de falda y chaqueta en color negro. Ferguson tiene sus favoritos en Buckingham, prueba de ello su ausencia en el funeral del duque de Edimburgo, marido de la Reina, y en la misa de Acción de Gracias que se realizó un año después de la muerte. Con Isabel II era distinto y siempre ha mostrado públicamente su admiración por ella.
"Estoy devastada por el fallecimiento de Su Majestad la Reina. Ella deja un legado extraordinario: el ejemplo más fantástico de deber, servicio y constancia, y una presencia constante como nuestra Jefa de Estado durante más de 70 años. Ha entregado toda su vida desinteresadamente a la gente del Reino Unido y la Commonwealth. Para mí, ella era la suegra y amiga más increíble. Siempre le estaré agradecida por la generosidad que me mostró al permanecer cerca de mí, incluso después de mi divorcio. La extrañaré más de lo que las palabras pueden expresar", escribió en Instagram tras su muerte.
Las lágrimas de Meghan Markle
Con el funeral de la reina Isabel II y el fin de los actos oficiales en Reino Unido, se puede decir que la duquesa de Sussex respirará un poco más tranquila. En los últimos 10 días ha tratado de mostrar su mejor cara con buen hacer y saber estar pese al férreo escrutinio público, pero su actitud que no ha convencido a muchos, que no han duda en tacharla de ser "una simple actriz". La relación de Meghan Markle con su familia no es la ideal, aunque en los últimos días ha tenido que hacer de tripas corazón y estar junto a su marido, el príncipe Harry, en los actos que se han celebrado con motivo de la muerte de la Reina.
Este lunes, rodeada de la reina consorte Camilla y Kate Middleton, no ha podido evitar llorar ante el féretro que contiene los restos mortales de Isabel II camino a Windsor. Tratando de contener la emoción, se secó con un guante las lágrimas que caían por sus mejillas, lamentando quizás la pérdida de una de sus grandes aliadas en la monarquía británica.
Cabe recordar que Isabel II fue la única que recibió elogios en la polémica entrevista de los duques de Sussex con Oprah Winfrey. "Siempre fue estupenda conmigo", afirmó Markle, que además definió a la monarca como "fácil y adorable". Por su parte, Harry confesó que relación con su abuela era muy buena, que hablaban con mucha frecuencia y que ella entendía la situación por la que estaban pasando.
George y Charlotte
Los hijos mayores de los príncipes de Gales han acaparado las miradas durante el funeral de su bisabuela. Los príncipes mostraron una seriedad impecable destacada por la prensa británica: "¿Cómo narices lo han conseguido sus padres?", se pregunta The Times sobre los jóvenes George, de nueve años, y Charlotte, de siete. Siempre un paso por detrás de su madre cuando tocaba caminar, han dado una lección de protocolo en un acto tan solemne siendo tan pequeños.
La anécdota más curiosa la protagonizaron durante el paso del ataúd de la Reina de camino a Windsor. Mientras todos a su alrededor se inclinaban, los pequeños se despistaron y tardaron un poco más. Charlotte terminó inclinándose mientras George, una fracción de segundo más tarde, agachó la cabeza en señal de respeto.
Their last curtsies to the Queen... The Queen must be so proud of them!!#queensfuneral pic.twitter.com/aySijAurJU
— Kateprincessofwales_fan (@duchesskatefan_) September 19, 2022
Se trata de la primera vez que la princesa Charlotte asistía a a un acto de estas características. La niña lució un abrigo abotonado y un bonito sombrero con lazo. Además, también llevó su primera joya: un pequeño broche con forma de herradura en homenaje a su bisabuela y su pasión por los caballos.
