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Carmen Posadas, casada dos veces y emparejada con un abogado, prefiere vivir sola

Carmen Posadas fue pareja de Mariano Rubio. Su vida sentimental ha sido sin embargo discreta pese a casarse dos veces.

Carmen Posadas fue pareja de Mariano Rubio. Su vida sentimental ha sido sin embargo discreta pese a casarse dos veces.
Carmen Posadas en 2001 | Cordon Press

Es Carmen Posadas una brillante escritora, con un amplio curriculo editorial, que acaba de publicar una fascinante historia, Licencia para espiar, donde mantiene que las mujeres han sido siempre las mejores en esa ocupación. A su calidad en sus relatos y artículos, donde con un estilo cristalino y un dominio del castellano sin acudir a innecesarias citas literarias ni a exceso de adjetivos y retóricas frases, hay que añadir una variedad en los argumentos que elige, y a un rigor en las investigaciones que realiza. Carmen Posadas es, por otra parte, muy atractiva, elegante, que destaca por la clase que muestra en público sin perder sencillez nunca. Con una vida sentimental que ella ha procurado guardar para sí, aunque es notorio que se casó dos veces y luego ha mantenido relaciones con un abogado. Mas acotando en los últimos tiempos su terreno privado, prefiriendo la soledad sin convivir ya con varón alguno.

Carmen Posadas Mañé es uruguaya, nacida hace sesenta y nueve años en Montevideo, y con nacionalidad española. Edad que no representa, por la tersura de su rostro y la espléndida figura que luce. Ya es abuela de cuatro nietos. Confiesa mantenerse a punto físicamente porque a diario se obliga a realizar una tabla de gimnasia. Prácticamente escribe a diario, dice que es algo vaga, que le cuesta comenzar la tarea situada muy de mañana ante el ordenador. El caso que su producción novelística es ya amplia, importante. Ganó una de las ediciones del premio Planeta. Autora, entre otras obras, de: Pequeñas infamias, Cinco moscas azules, La Bella Otero, La leyenda de la Peregrina...

Por la profesión paterna, hija de diplomático, Carmen ha vivido en varios países, domina tres idiomas, tiene conocimientos de algún otro, y recuerda sus experiencias sobre todo en Moscú, en Londres, Buenos Aires… Evoca su estancia en la capital soviética, en una residencia familiar llena de micrófonos por todas partes; obviamente colocados por espías. En la capital británica tuvo ocasión de asistir a alguna recepción presidida por la reina Isabel II, de quien dice que iba saludando a cada invitado preguntándoles a todos los mismo, para no meter la pata con ninguno.

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Carmen Posadas en una visita a esRadio | Archivo

Carmen se casó muy joven: a los diecinueve años. El enlace con Rafael de Cueto tuvo lugar en la embajada de España en Moscú, el año 1972. Pese a las incompatibilidades que arrastraron en su infeliz matrimonio, en el que compartieron techo en un chalet cerca al Paseo de la Habana, duraron legalmente hasta su divorcio en 1983. Tuvieron dos niñas, Sofía, nacida en 1975, y Jimena, tres años más tarde.

Rafael Ruiz del Cueto difiere de la versión de Carmen sobre tu etapa juntos. "Durante mi matrimonio no entró nunca jamás ni una peseta que no fuese traída por mí o por mi trabajo. Fue apoderado de la bolsa y la Junta Sindical. Es todo rigurosamente falso". Según la versión de su expareja, "ella tuvo sus grandes veraneos en Palma con barco incluido y matrimonio de servicio. Tuvo una vida que ya la quisieran", aseguró Ruiz del Cueto a Chic. "Todo, absolutamente todo, hasta la casa fue comprada por mí. Todo es una falsedad y una difamación, una injusticia", asegura su ex, que también subraya que Carmen sigue utilizando el piso en Madrid pagado con su dinero.

Cinco años después de aquella ruptura, ya viviendo en Madrid, Carmen Posadas, que frecuentaba ambientes tanto de alto nivel social como intelectuales, conoció a Mariano Rubio, que fuera Gobernador del Banco de España. Le llevaba él veintidós años. Siempre dieron la sensación de estar muy unidos, casándose en 1988 Esta vez la pareja se mostraba feliz y Carmen comentaba que tenían mucho en común, en gustos, cultura, conversación siempre interesante, por supuesto respeto mutuo… Habitaron un confortable, lujoso piso frente al teatro madrileño de la Zarzuela.

A Carmen Posadas y Mariano Rubio, la prensa de los años 90 los englobaba en una lista de influyentes personajes, de intensa vida social, que alguien tuvo la ocurrencia de etiquetarlos como "beautiful people". O sea, la gente guapa de entonces. La que aparecía en la prensa continuamente, en especial la de colorines. Los que, tras la frase que dijo el ministro de Hacienda, Carlos Solchaga, vivían un momento adecuado para enriquecerse en poco tiempo. Y Mariano Rubio, quien firmaba por su elevado cargo los billetes procedentes de la Casa de la Moneda, cayó en las redes de su buen amigo Manuel de la Concha, síndico de la Bolsa, y responsable de una entidad llamada Ibercop. Le animó éste a realizar una lucrativa operación mercantil en la que ganó en menos de una semana cuatro millones de pesetas. Tratándose del Gobernador del Banco de España, que estaba al tanto de cuantos movimientos se sucedían en la Bolsa madrileña, su inversión lo llevó a la cárcel una temporada. Cuando salió en libertad, ya era otro. Enfermó, muriendo en 1999. Al enviudar Carmen tras sufrir mucho por cuanto le había acontecido a su marido, se refugió sobre todo en la escritura, soportó que muchas amistades del pasado le dieran la espalda, y encajó como pudo su presente e inmediato futuro. Nunca le ha arredrado iniciar alguna experiencia desconocida, como presentar en 1998, un año antes de la muerte de su marido, el programa de Televisión Española Entre líneas. Y circunstancialmente probó a ser modelo de pasarela debutando con la exhibición de unos modelos diseñados por su buena amiga Lucía Bosé.

En la biografía sentimental de la novelista sólo se conocen dos hombres en su vida, los citados maridos. Pero supimos que salió unos meses con un conocido matador de toros vallisoletano, universitario: Rodolfo Domínguez. Se habían conocido años atrás en Londres y reanudaron una bonita amistad, que no concluyó en boda. Un torero tiene una vida complicada y no es fácil que una mujer pueda siempre compartirla. Ya pasado el luto, reemprendiendo su vida social, aunque no tan intensamente como cuando era esposa de Mariano Rubio, Carmen Posadas tuvo trato con un importante abogado, Bernardo Cremades, diez años mayor. Esa relación siempre mantenida de manera discreta, cada uno en su vivienda. Porque ya decíamos que a estas alturas de su existencia, la magnífica novelista y articulista que es Carmen, prefiere llevar su día a día solitaria. Nunca se aburre. Su prodigiosa imaginación suple otras carencias amorosas. Y además, tiene a sus hijas, sus nietas. Es la soledad elegida. Y así es feliz hasta donde hoy se puede en este convulso mundo que nos ha tocado en suerte.

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