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Amparo Larrañaga, operada del corazón, vuelve al teatro a punto de cumplir 60 años

Tras una delicada operación, Amparo Larrañaga regresa al trabajo.

Tras una delicada operación, Amparo Larrañaga regresa al trabajo.
Amparo Larrañaga. | Cordon Press

Amparo Larrañaga se sometió recientemente a una delicada intervención quirúrgica, de la que se recuperó pronto, para reaparecer en un teatro madrileño en una función que le ha deparado éxito artístico y taquillero: Laponia. Se aborda en ella, entre otras cuestiones, la educación de los hijos. Amparo tiene dos, sin que ninguno contrinúe la trayectoria familiar; ella pertenece a una legendaria dinastía artística. De padres muy populares: el ya fallecido Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo. Aquél, un seductor nato, que siendo novio de María Luisa, alternaba con otras amistades íntimas femeninas, entre ellas Ava Gardner, que bebía los vientos por el guapo actor, al que visitaba a menudo en el camerino del teatro donde estuviera actuando y allí mismo se entregaban con pasión a un indescriptible refocile. En esos años, finales de los 50 y primeros 60, no existía la prensa rosa como en la actualidad y no se contaban historias sentimentales de esa naturaleza. Los líos entre "el animal más bello del mundo", como era motejada Ava, y el guapo galán español no creo fueran conocidos por el muy celoso Frank Sinatra, quien solo se manifestó al respecto cuando la Gardner era asediada por el actor-torero Mario Cabré durante el rodaje de una película en Tossa de Mar, o en los Madriles, con Luis Miguel Dominguín metiéndose en la cama de la estrella norteamericana.

Volviendo a Amparo Larrañaga: tal vez por genética, por tradición, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en las tablas. Una actriz madura, desde el punto de vista profesional quien, desde jovencita, ya demostró sus cualidades interpretativas. Su atractivo físico lo mantiene. Este próximo 26 de marzo va a cumplir sesenta años, muy llevaderos, pues ha heredado también la belleza de sus antepasadas, desde el recuerdo de su querida abuela, la gran María Fernanda Ladrón de Guevara, excelsa primera dama del teatro, magnífica conversadora, que amenizaba sus confidencias con ingenioso humor. No olvidamos a Amparo Rivelles, su tía, una gran estrella del cine de Cifesa de la postguerra. Y qué decir de su madre, María Luisa Merlo, que hasta hace poco seguía luciendo en los escenarios su buen quehacer.

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Con Luis Merlo a su salida del hospital | Gtres

La vida amorosa de Amparo Larrañaga ha tenido algunas historias compartidas con populares galanes; uno de ellos José Coronado, quien a juzgar por sus aventuras sentimentales es en los últimos tiempos un fiel reflejo de lo que fue Carlos Larrañaga, ya referido. También vivió Amparo un apasionado verano junto a Joaquín Cortés, en sus inicios triunfales en la danza, asimismo adorado por féminas de la talla de Naomi Campbell.

El primer matrimonio, puede que desacertado de Amparo Larrañaga, fue con un actor llamado Pepe Sanz. Ella era ya muy conocida, él no tanto: nunca llegó a figura. Se enamoraron en las representaciones de El avispero y en la siguiente comedia, Los caballeros las prefieren viudas, casándose en 1982. Siete años les duró la convivencia, los últimos francamente mejorables, aunque había tenido un hijo, Ismael, así llamado en memoria del abuelo materno de Amparo, Ismael Merlo, excelente comediante. Parece que Pepe Sanz no hacía mucho caso a su esposa e hijo en los últimos tiempos de su matrimonio y se divorciaron en 1989. Cuando Pepe murió el año 2014 en tierras valencianas, ya olvidado, ni siquiera su ex y el hijo acudieron a sus exequias. Por algo sería. Diez años después , ella rehízo su vida con Ángel Planas, con quien volvió a ser madre de un varón, llamado como su progenitor.

La vocación teatral de Amparo Larrañaga sigue. En la televisión tomó parte en varias series populares, la última Los hombres de Paco. En el cine, tuvo pocas oportunidades, quizás porque ella misma no se interesó demasiado. Siempre tuvo buena salud, pero al hacerse una revisión médica el facultativo que la atendió le hizo saber que debía ser intervenida de inmediato. El diagnóstico: insuficiencia mitral severa. Mujer de mucho carácter, desde luego simpática y afable en todo momento con los periodistas, Amparo Larrañaga ha reanudado su ejercicio en el escenario en una compañía donde forma pareja con Iñaki Miramón, estupendo actor y muy amigo suyo. Actrices como ella enaltecen nuestro teatro, en tanto otras de series televisivas sólo muestran su palmito y apenas se las entiende cuando hablan. Por supuesto, comentario extensivo también a los varones de la escena, que en el teatro es donde dan medida de su talento.

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