Tenía setenta y nueve años, madrileño, vinculado a la radio desde que en los años 60 entró a formar parte del cuadro de locutores de Radio Nacional de España, donde se especializó en programas musicales de vanguardia. Lo que más adelante también ejerció primero en Televisión Española y después en otros canales. Faceta que extendería en periódicos y revistas. Y siempre destacándose por su humor ácido, su visión "progre" de los solistas y grupos más adelantados, anticomerciales muchos de ellos, pero que significaban un aire distinto dentro del pop rock.
Carlos Tena era hijo de padre médico, que murió tempranamente a los cincuenta años, en una familia de trece hijos en la que aquél era el segundo. Iba a estudiar Medicina, pero cambió de idea y se matriculó en la Escuela de Cine, al tiempo que intervenía en cuadros teatrales de aficionados y curioso siempre también practicaba ejercicios de vuelo sin motor. Asimismo hizo sus pinitos en la vieja Escuela de Periodismo de la madrileña calle de Zurbano. Pero por encima de todas esas experiencias y carreras sin concluir, lo que a Carlos le apasionaba era la música: "Soy melómano desde que era niño", solía repetir. Y al principio, lo mismo escuchaba con interés a Elvis Presley que a Los Platters.
Presentó programas de éxito radiofónico, como "Para vosotros jóvenes", en 1975. Y en esos mismos estudios de R.N.E "Clásicos populares", un año después. Pero tuvo ciertas diferencias con su colega Fernando Argenta, hijo del célebre director de orquesta. Y quien perdió en la disputa fue Carlos, que abandonó aquel espacio de elevada audiencia. Si ya a través de las ondas se habia ganado la atención de miles de radioyentes, fue en Televisión Española donde alcanzó su mayor notoriedad a través de estos programas, entre otros: "Música maestro", donde formó una pareja peculiar junto a Lauren Postigo; "Caja de ritmos"; "¿Pop qué?", "A uanba baluba balam bambú"… Uno de ellos, "Caja de ritmos", le proporcionó un escándalo y la clausura de su emisión, el día que actuaron Las Vulpes, unas descaradas jovencitas cantando una versión británica de Iggy Pop, traducida en español como "Me gusta ser una zorra". Era el año 1983 y hubo de plegarse a la decisión de los directivos de Prado del Rey. Carlos Tena dejaría de trabajar en la radio y televisión pública.
Siempre fue un contestatario, con una inequívoca ideología de extrema izquierda. Y en sus programas huía siempre de loa manido. Por eso en los años de la Movida pudo encontrarse a gusto programando canciones de artistas comprometidos o con ideas nuevas, que fue por ejemplo el caso de Alaska, a la que dio una de sus primeras oportunidades en la pequeña pantalla. Promocionó a conjuntos desconocidos, de los que fue productor discográfico en alguna ocasión, muñidor de grupos muy ajenos a los circuitos comerciales del mundo del espectáculo. Eso convirtió a Carlos Tena en un "rara avis" en su profesión y, a la vez, en un ídolo para quienes lo tenían considerado un gurú de la contracultura. Gozaba siempre de un gran sentido del humor, como apreciamos cuando lo conocimos. Utilizaba un lenguaje diferente a muchos de sus compañeros.
Adelantado siempre en su medio, entrevistó a grandes figuras del pop: Rod Stewart, Brian Ferry, Lou Reed, Bob Marley… Y en busca siempre de la aventura y la novedad, consiguió que José Luis Balbín le autorizara viajar durante un mes a Cuba, donde recogió ante los micrófonos y cámaras cuantas voces de la Nueva Trova Cubana encontró en su rigurosa búsqueda de los ritmos que existían en la isla caribeña. Enamorado de La Habana, regresaría después, hacia 2002, para definitivamente instalarse allí a partir de 2010, trabajando para instituciones culturales cubanas. Perdí su pista, supe que se había separado de su mujer, una inteligente y atractiva rubia, y desconozco cómo fue después su vida sentimental, porque él mantuvo absoluta discreción en ese sentido en la última etapa de su vida. Regresó a Madrid, vivió algunas temporadas en Ronda y este viernes 14 de abril se ha marchado para siempre de este mundo. Dejó dicho que fuera incinerado.