
Daniel Radcliffe tiene treinta y tres años y una fortuna de veintisiete millones de euros. Es el protagonista de la saga de "Harry Potter". Será difícil para él quitarse de encima la celebridad adquirida con ese personaje de cuento, el de un joven mago que conquistó desde la pantalla a los niños de todo el mundo. No ha querido ni por asomo aceptar que se cuente con él para alguna nueva secuela. Ha seguido en el cine, también ha pisado escenarios teatrales, trasladándose a vivir desde Londres, su ciudad natal, a Nueva York donde convive con la actriz norteamericana Erin Darke, su novia desde hace once años. Han anunciado que esperan su primer hijo. Por el momento, no tienen intención de contraer matrimonio.
Daniel nació el 23 de julio de 1989 en el seno de un matrimonio compuesto por un agente literario y una agente artística. Hijo único, desde temprana edad quiso ser actor. Padeció una rara enfermedad, conocida como dispraxia, que consiste en una alteración de sus coordenadas mentales. Cuando fue elegido para convertirse en "Harry Potter" entre cuarenta mil aspirantes, logró el sueño de su vida, pero procuró que no se alterara demasiado y pudiera ser siempre un niño normal, con los mismos amigos y compañeros de escuela. No fue así, desde luego, a pesar de que él intentara que esa repentina popularidad no pudiera alterar su carácter habitual, sus costumbres. Entre continuos viajes, presentaciones en un sinfín de países, entrevistas a diario, le dio por beber una temporada, a punto de caer en el alcoholismo. Y en 20l0, veinteañero, se plató y, definitivamente, dejó de empinar el codo.
¿Qué fue de sus amistades femeninas? Chico en principio algo tímido, confesaba no haber tenido tiempo siquiera para "echarse novia", con ese aluvión de acontecimientos que iban proporcionándole año tras año las secuelas de su personaje. Las historias del mago juvenil eran un filón para la novelista autora de los libros en los que se inspiraban los guiones; para la productora también y como es natural para sus intérpretes, en especial su protagonista, al que le iban subiendo película tras película sus elevadísimos honorarios. Se convirtió en el actor joven que más dinero ganaba en el cine. Y en Inglaterra, toda una celebridad al punto de que colgaron un retrato suyo en la National Portrait Gallery, de Londres. Honor sólo reservado a miembros de la Familia Real.
El primer romance de Daniel Radcliffe de los que tenemos noticia lo sostuvo con una maquilladora de sus películas, siete años mayor que él, cuando contaba sólo dieciséis años. Dos después salía con la actriz Laura O´Toole, su compañera en la función teatral Equus. Donde, por cierto, apareció casi en cueros, manteniendo escenas sesuales con un caballo. Antes del estreno, para promocionarlo, se divulgaron unas imágenes de Daniel semidesnudo, lo que supuso un escándalo para familias con niños de corta edad que habían mitificado el personaje de "Harry Potter".
Cuando de verdad Daniel Radcliffe se enamoró de verdad fue durante el rodaje de la película Amores asesinos, que compartió con la actriz Erin Darke. Había una secuencia de alto contenido erótico entre ambos. Del contacto entre ambos surgió una relación intensa, que aún dura. Porque desde entonces, año 2012, no se han separado, y en el próximo otoño tendrán su primer hijo. Hasta la fecha, el protagonista de "Harry Potter" nunca había manifestado deseos de ser padre, tampoco de casarse. Esto último lo sigue manteniendo. Son muy discretos en cuanto a su presencia pública; salen lo justo a la calle a pasear o a ir al supermercado. Cuidadosos para que ningún reportero los capten con sus cámaras. Nos consta que no hay muchas fotografías de la pareja.
Quien es su compañera, procede de Michigan, Estados Unidos, de treinta y nueve años, seis más que Daniel. Ha intervenido en varias películas, entre las cuales citamos Siempre Alice, Mi peor verano, Tenemos que hablar de Kevin… Rubia, de llamativa anatomía, es más alta que su compañero, de mediana estatura y delgado. Físicamente dan la impresión de estar descompensados. Ahora bien, en casos así, nada de eso importa: el amor todo lo puede. Dicen...

