Íñigo Onieva afronta sus últimos días de soltero. Con la boda con Tamara Falcó fijada -si no hay ningún incidente como en la primera ocasión- para el 8 de julio en la finca El Rincón, la pareja afronta una recta final accidentada caracterizada por la ruptura de Tamara con Sophie et Voilà, la firma que iba a hacer su vestido de novia, la pérdida del empleo de Íñigo y la virtual "desaparición" de la marquesa para ingresarse en la clínica Buchinger.
Todo ocurre, naturalmente, tras la tempestuosa ruptura tras descubrirse en un vídeo filtrado la infidelidad de Iñigo, presuntamente una de muchas, en un festival de música en EEUU. Una vez arreglado el asunto tras unos meses de tira y afloja sentimental y mediático, todo parece por fin encarrilado para Íñigo Onieva.
Aunque ahora mismo no se le conoce ocupación laboral definida, solo sus proyectos, a Íñigo no le faltan quehaceres. El último, una nueva fiesta con los que ha denominado "los curris", en referencia a los famosos personajes de la serie infantil Fraguel Rock que trabajaban en la construcción de mini estructuras a todas horas.
Así es como se denomina la pandilla de amiguetes de Íñigo, que naturalmente y pese a trabajar mucho no se pierde una juerga. El futuro marido de Tamara Falcó ha publicado varias fotografías en Instagram del periplo del grupo por Budapest, la ciudad a la que han viajado para celebrar una despedida de soltero más.
De modo que, enzarzado en plena preboda, Íñigo se ha ido de despedida de soltero envuelto en cierto misterio, fiel al pacto d silencio que ha establecido con sus amigos, controlando la información para que nada inconveniente eche a perder de nuevo la boda.
Sí se sabe que el viaje tuvo lugar en realidad la semana pasada, entre el jueves pasado y este lunes. Las imágenes de Íñigo Onieva son de lo más convencionales, demasiado incluso para una despedida de soltero ordinaria: cena en restaurante, terraceo, cánticos por la calle… Pero ningún disfraz o compañía extraña o inconveniente.
En todo caso, la ilusión de esta nueva etapa matrimonial con Tamara parece haber frenado no solo las ansias seductoras de Íñigo, sino también acelerado su sensatez. Las imágenes dan la impresión de formar parte de una juerga controlada, diseñada para no molestar a nadie del entorno de Tamara, probablemente a esos mismos que según las malas lenguas filtraron sus besos furtivos en EEUU poco después de anunciarse el primer compromiso de boda.
Y es que las imágenes filtradas del mismo Íñigo en las últimas semanas, aquellas que presuntamente se escaparían a su control, dan poco lugar a la preocupación. Apenas unas instantáneas en Francia ayudando a una asociación benéfica y otras tantas en el presente viaje a Budapest en el momento en el que otro grupo se unió al suyo en un local con terraza.
Todo sigue en marcha, por tanto, para la ansiada y esperada boda. Un evento en el que Tamara está especialmente pendiente de la ceremonia religiosa y el aspecto gastronómico. mientras Íñigo supervisa todo lo relacionado con los 400 invitados previstos y todo lo relacionado con la fiesta posterior.