La inminente proclamación de Federico de Dinamarca no ha hecho sino recuperar al figura de Genoveva Casanova, que ha pasado las fiestas navideñas en Madrid pero tratando a toda costa de preservar el anonimato tras el escándalo de su relación con el hijo de la todavía reina Margarita.
Genoveva Casanova, no obstante, ha decidido moverse de nuevo. La mexicana ha decidido afrontar la renovada tormenta de los fastos de la corona danesa en un nuevo refugio, el Palacio Arbaizenea de San Sebastián, al que ya se ha desplazado con total discreción. Se trata de una de las mucha propiedades de su exmarido, Cayetano, donde habitualmente pasa temporadas de descanso con sus hijos.
Esta villa cerrada al público tiene nada menos que 500 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas en las que hay una bodega e incluso un establo. Todo a disposición de Genoveva, que encuentra aquí la necesaria soledad en medio de la tormenta.
Hay, no obstante, un aspecto que diferencia este movimiento de los anteriores. No es la primera vez que Genoveva se aloja en ese palacio, pero habitualmente lo hace con sus perros, que en esta ocasión están en la finca de Cayetano Martínez de Irujo.
El duque de Salvatierra se ha convertido en uno de los grandes aliados de la mexicana durante estas semanas de polémica. Y no es que Genoveva no lo necesite: Federico y Mary de Dinamarca, pese a los rumores de crisis, continúan su matrimonio en vísperas de la abdicación de Margarita y constantes críticas que han llegado desde ese país han convertido a la discreta Genoveva en persona non-grata en el reino.
La mexicana lleva ya dos meses refugiándose de la prensa y empieza a estar realmente cansada de la situación. Genoveva espera que tras la ceremonia en la que su antiguo amante tome el trono tras el sorpresivo anuncio de Margarita, el asunto de su relación comience por fin a enfriarse de verdad.
La abdicación de Margarita, anunciada en su discurso del 31 de diciembre, es una maniobra clara de la Casa Real danesa de zanjar la polémica y con ello los rumores de ruptura entre Federico y Mary. La próxima fiesta en el Palacio de Christianborg está expresamente diseñada para ello y, en realidad, no hay mayor interesada que Genoveva Casanova para que esa tormenta amaine.